La Coliflor

Conocemos comúnmente como Coliflor, o por su nombre científico de Brassica oleracea, a una planta hortícola anual que pertenece a la familia Brassicaceae. Es originaria de las costas orientales del Mar Mediterráneo. Fue llevada a Europa por los romanos, de allí pasó a Francia e Inglaterra y en la época colonial los conquistadores la distribuyeron por todo el mundo. 

Se la reproduce mediante semillas que se siembran en invernadero, de allí se las trasplanta al lugar definitivo (unas cuatro por metro cuadrado) cuando las plántulas tienen de cuatro a cinco hojas verdaderas, en caballones o mesetas elevadas para que el agua corra a su alrededor sin producir anegamientos. No soporta las temperaturas extremas. 

Precisa suelos porosos y fértiles (nunca alcalinos), bastante riego y abonos nitrogenados; con el agregado de potasio nos garantizamos la calidad de la cosecha, porque consigue que las plantas sean más resistentes al ataque de plagas. Hay que mantener alejadas las malas hierbas, si no se cuenta con medios mecánicos apropiados habrá que usar herbicidas. Sus predadores más comunes son las orugas, las polillas, la mosca subterránea y la mosca blanca, pero todas son fácilmente controlables. 

Su parte más empleada es la inflorescencia, de tipo corimbo regular, formada por los rudimentos de las flores hipertrofiadas, que puede llegar a los treinta centímetros de diámetro y a los dos kilos de peso. Se la consume hervida, frita, asada o gratinada y sirve de acompañamiento para todas las carnes. Posee propiedades diuréticas, por ello resulta benéfica en casos de presión alta y retención de orina; pero cabe recordar que su ingesta provoca flatulencias. 

Es un alimento muy sano porque su mayor componente es el agua. Tiene bajo contenido de hidratos de carbono, grasas y proteínas, pero sí aporta a nuestra dieta mucha fibra, minerales, ácido fólico y vitaminas B y C; sus compuestos azufrados son los responsables del fuerte olor que desprende durante la cocción. 

Hay coliflores blancas que quedan sin color porque sus hojas las cubren; verdes, porque al exponerse al sol toman el color de la clorofila y moradas, color que les confieren las antocianinas y desaparece tras ser cocidas. Luego de la cosecha es normal que se le quiten las grandes hojas, de color verde intenso, antes de embolsarlas para la venta, pero éstas pueden ser consumidas de la misma forma que las de cualquier otra hortaliza.