Se lo multiplica mediante semillas en primavera (germinan sólo un 30%, aproximadamente, en una o dos semanas) y también por esquejes (para lo que hay que aguardar a que seque la parte cortada antes de introducirlos en tierra mezclada con arena a partes iguales), con ambos métodos debemos mantener los tiestos o macetas a la sombra los primeros días.
Durante el invierno de su primer año de vida hay que resguardarlos de los fríos intensos y espaciarles bastante el riego. En primavera y verano puede suministrárseles abono líquido para cactus. Las cochinillas algodonosas lo invaden con frecuencia y habrá que controlar que no proliferen.
Su porte es erecto y ramifica desde la base. Sobrepasa los cinco metros de alto. El tallo es verde y cilíndrico; con varias costillas (de 5 a 14) que tienen areolas blancuzcas con espinas oscuras (de 3 a 7), distribuidas irregularmente por su superficie, con el paso del tiempo las pierde. Da hermosas flores nocturnas, grandes, blancas y perfumadas que brotan casi en la punta de los tallos. Su fruto, que es comestible, es de color verde, tiene forma oblonga y mide seis centímetros por tres.
Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen múltiples propiedades; se dice que utilizado como shampoo reduce la caspa y vuelve el cabello más dócil; para los dolores se coloca como parche o emplasto sobre la zona afectada y de la misma manera se usa para cicatrizar heridas, bajar inflamaciones y también la fiebre (colocándolo sobre la frente del enfermo).
En la parte superior de la planta es donde se halla más concentrado su principio activo, el alcaloide llamado mezcalina, y con ella se prepara una bebida alucinógena de uso común entre las comunidades indígenas; se utiliza solamente el exterior verde pues la parte central que es blanca y carnosa no contiene esa sustancia.