Por su belleza se la cultiva como ornamental. Mide entre cuarenta y sesenta centímetros de alto, sus tallos cilíndricos son glabros y huecos; tiene hojas basales imparipinnadas de entre diez y veinticinco centímetros de longitud formadas por varios segmentos de aproximadamente un centímetro.
Florece en Primavera; sus pequeñas flores pediceladas y hermafroditas miden hasta dos centímetros, están formadas por cuatro pétalos de color rosa o blancos; se reúnen en inflorescencias terminales de tipo racimo y son muy atractivas para las mariposas; el cáliz cuenta con tres sépalos verdes libres con ápices redondeados; tiene seis estambres, dos más cortos que el resto; y un ovario con un solo estilo que se engrosa al final.
Los frutos son silicuas biloculadas que contienen numerosas semillas. Por ser una planta típica de los valles, prefiere los suelos ricos en nutrientes, con alto contenido de arcilla que retiene mejor la humedad; se la puede encontrar desde el nivel del mar hasta los dos mil metros de altitud; no le agrada la salinidad pero es indiferente al pH. En cuanto a la luminosidad le agrada más la media sombra; no soporta las temperaturas extremas y por ende tampoco las heladas.
Toda la planta posee un alto contenido de Vitamina C. Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades digestivas, diuréticas, anti escorbúticas y anti reumáticas. Las hojas y los brotes tiernos, aunque son un tanto amargos, pueden consumirse en ensaladas. Para preparar infusiones depurativas se cosecha al comienzo de la floración y se lo deja secar a la sombra en lugares bien aireados.