Soporta bien las temperaturas extremas. El rango de lluvias que ´precisa anualmente está entre los 50 y los 400 milímetros. Ramifica intrincadamente casi a partir de la base. Por las ramas es que la gente distingue a los ejemplares macho de los ejemplares hembra, los primeros tienen menor cantidad de ramas pero éstas son de mayor longitud.
Sus hojas pecioladas y acuminadas, con forma de espátula o lanceoladas en otros casos, pueden presentar los bordes enteros o ligeramente serrados, su color es verdoso-plateado; el tamaño varía porque depende de la cantidad de agua de la que disponga, incluso de estación a estación del año estas fluctuaciones pueden observarse a simple vista.
La floración es prolífica, sus flores aparecen reunidas en inflorescencias de tipo capítulo, las liguladas hacen las veces de corola y las del disco conforman el centro. La polinización es efectuada por las abejas principalmente, aunque a veces la llevan a cabo también otros insectos que visitan las flores.
Los frutos son aquenios muy oscuros; en su interior se gesta una sola semilla dicotiledónea que, en buenas condiciones (almacenada en lugares secos y bien aireados), conserva su poder germinativo por unos seis meses.
La reproducción a través de la simiente es aleatoria puesto que la mayor parte de las pequeñas plántulas que nacen sucumbe luego ante las malas hierbas que las sofocan. Por eso es preferible reproducir el Guayule mediante retoños, cortados del tallo y de la raíz.
Su sistema radicular alcanza gran desarrollo lateral pero no es muy profundo. Prefiere suelos arenosos y calcáreos, con piedras o cascajos en la superficie y buen drenaje. La producción de látex aumenta durante el invierno, en el verano baja considerablemente. En los cultivares precisa frecuentes fertilizaciones con boro.