Tiene una raíz pivotante, con muchas raicillas secundarias que forman una cabellera a su alrededor; éstas presentan nudos o abultamientos producidos por el Bacilo Radiciccola. El tallo es recto y en algunas variedades está profusamente ramificado, es pubescente como toda la planta. La altura difiere por diversos motivos, la variedad de semilla, la calidad del suelo, la humedad ambiente, etc. Suele oscilar entre 30 y 150 centímetros.
Las hojas son pecioladas, alternas y compuestas (formadas por tres folíolos). Las flores, de colores tan variados como blanco, amarillo, verde o violeta, se reúnen en grupos que van de ocho a quince en inflorescencias racimosas.
Los frutos son vainas verdes que viran a amarillo oscuro al madurar; en su interior guardan dos o tres semillas ovoides o redondas, de tamaño variable y color blanco, amarillo o marrón, recubiertas por un delgado tegumento que se quita con facilidad. En su interior tienen aspecto cerúleo, son amarillentas y están constituidas por sustancias proteicas y grasas de gran valor alimenticio.
Estos llamados “porotos de soja” se utilizan en la preparación de numerosos platos culinarios, con propiedades alimenticias muy valiosas (contienen los 8 aminoácidos esenciales para el ser humano adulto); y una bebida preparada en base a ellos, que recibe el nombre de “leche de soja”, es consumida por su alto valor energético y efectos benéficos para la salud. De sus lípidos se extrae la “lecitina” que se usa en una gran cantidad de productos de la industria alimentaria. El poder germinativo de estas semillas se mantiene dos o tres años.
Los suelos más convenientes para ellas son los arcillo-arenosos y los climas en los que mejor prosperan son el templado y el templado cálido. El suelo se prepara previamente con dos aradas y sus respectivas rastrilladas, las segundas en sentido transversal para que el terreno quede bien mullido y la semilla se desarrolle rápido; tardan menos de una semana en asomar. Las aradas deben ser profundas, de más de veinte centímetros. Hay que aguardar a que pase el peligro de heladas para sembrar y la separación entre plantas debe ser de 30 o 40 centímetros.
Algunas de sus plagas son: La “Chinche verde” (Nezara viridula), la llamada “Mariquita” o “Vaquita de San Antonio” (Diabrotica speciosa), el denominado “Bicho moro” (Epicauta adsporsa) y la “Oruga de las leguminosas” (Anticarsia gemmatalis). Existe también una pequeña mariposa, la Elasmopalpus lignosellus, cuya oruga provoca daños terribles en los cultivares, pues se alimenta de los botones florales y de las vainas tiernas. Todas pueden combatirse con insecticidas fosforados.