La Stapelia variegata

Se conoce como Stapelia variegata a una planta, originaria del sur de África, de las denominadas crasas o suculentas, perteneciente a la familia Asclepiadaceae. Es de porte pequeño, mide de 10 a 20 centímetros de alto. Sus tallos son cuadrados, glabros, verdes o grisáceos, con toques rojizos; se tornan casi rojos si se los expone mucho al sol. Tienen consistencia carnosa y pueden medir unos diez centímetros de largo, al principio son rectos pero al crecer se vuelven rastreros buscando apoyo, tienen en sus bordes protuberancias agudas que no llegan a ser espinas. 

Las flores son muy llamativas, de color crema o amarillo, salpicado por manchas rojo oscuro o morado, asoman de la base de los tallos jóvenes sujetas por largos pedúnculos, tienen la corola aplanada formando una estrella, miden entre 5 y 10 cm; las caracteriza el desagradable olor que despiden y que atrae a las moscas para que lleven a cabo la polinización. Aparecen entre el fin del verano y el comienzo del otoño. 

Prefieren ubicaciones con semisombra, bastante aire y poca humedad ambiente. Con temperaturas menores a diez grados comienzan su hibernación. Necesitan suelos o macetas con un buen drenaje, se las rodea de una fina capa de gravilla para que el cuello se mantenga seco y los hongos no la ataquen. El riego debe ser moderado la mayor parte del año y en invierno casi nulo. 

Durante la primavera y el verano es bueno añadirles abono líquido para cactáceas, el cual es rico en sodio y potasio. Cada dos años hay que trasplantarlas a recipientes más grandes. Se las multiplica mediante semillas (con las que hay que aguardar ente 2 y 3 años para ver las primeras flores) y a través de esquejes, introduciéndolos en una mezcla de Tierra y arena. Su principal plaga es la Cochinilla algodonosa; para prevenirla conviene aplicarles a fines de invierno, o sea antes de la floración, un buen insecticida sistémico.