El Clavo de olor

El llamado popularmente Clavo de Olor, y científicamente Syzygium aromaticum o Eugenia caryophyllus, es un árbol perenne, de mediana altura, originario de Indonesia. Forma parte de la familia Myrtaceae. Sus flores sin abrir, que tienen un aspecto similar a un clavo de carpintería, se usan como especia en recetas de cocina. 

Tarda veinte años en llegar a su máximo desarrollo y fructifica hasta los cincuenta, aproximadamente. Adquiere un mejor desarrollo en climas marítimo-tropicales con suelos ricos, así es que lo encontramos en las costas del Océano Índico y en sus islas, aunque en la actualidad está también difundido por las del Mar Mediterráneo. Sus hojas tienen color verde oscuro, forma lanceolada y acuminada, y son bastante parecidas a las del laurel. 

Las flores aparecen reunidas en inflorescencias de tipo racimo, las yemas cuando brotan son muy claras, después cambian a verdosas y más adelante a rojas, entonces es cuando se recolectan. La recolección se lleva a cabo a mano, para no dañar los que aún no han llegado al punto justo. Miden entre 1,5 y 2 centímetros; están formadas por un ovario alargado, cuatro sépalos rodeando a cuatro pétalos y varios estambres. Se las deja secar sobre esteras durante tres días y así adquieren el color marrón tan característico; a la vez pierden volumen, reduciéndose a las dos terceras partes de lo que eran cuando estaban en la planta. 

Los clavos se emplean en los platos culinarios, tanto dulces como salados, en muy poca cantidad pues son muy fuertes. Con ellos se prepara una infusión que dicen mejora la digestión y evita las indeseadas flatulencias, porque actúa benéficamente en todo el aparato digestivo. Su aceite esencial, el eugenol, se usa en aromaterapia, en la fabricación de cosméticos, en jabones, en enjuagues bucales y en pastas dentífricas, también es un suave anestésico para el dolor de muelas y dientes. Para obtenerlo se destilan los pequeños capullos sin abrir con agua o con vapor. 

Para disminuir los dolores artríticos y reumáticos se lo utiliza externamente como loción para friegas. En el pasado se los masticaba para mejorar el aliento, ya que también tienen cualidades antisépticas. Para perfumar habitaciones se incrustaban varios de ellos en una naranja, en la que actuaban, además, como conservantes. Se comercializaban en Europa trayéndolos de Oriente a través de la famosa “Ruta de las especias” y su precio era de los más elevados.