El Duraznero

El conocido popularmente como Duraznero, o Melocotonero, cuyo nombre científico es Prunus persica, es un árbol caducifolio, de altura media, originario de China, donde se decía que confería una larga vida a quienes lo consumían. Los persas fueron los que lo llevaron a Europa. Es miembro de la familia de las Rosáceas. 

Al igual que la mayoría de los frutales cultivados actualmente sólo se consigue por injerto. Su zona de cultivo es bastante restringida porque necesita condiciones de temperatura muy particulares, ya que aunque precisa frío no resiste las heladas, y durante el verano debe hacer mucho calor para que los frutos maduren. 

Vive aproximadamente 30 años y su etapa productiva no va más allá de los quince, esto lo convierte en uno de los frutales que más replantación necesita. Sus hermosas flores nacen antes que las hojas, solitarias o en pares, tienen cinco pétalos color rosa y cinco sépalos lobulados. Son hermafroditas y la polinización es entomológica pues la realizan las abejas. Posee hojas de color verde, con forma oval-lanceolada y bordes serrados. 

Los frutos son drupas de piel suave, con aspecto aterciopelado (hay una variedad de piel lisa denominada “nectarina”), de color entre amarillo y anaranjado con vetas rojizas; el mesocarpio, amarillo o blanco, es muy aromático; contiene en su interior una sola semilla (hueso o carozo) de gran tamaño. Los de las variedades en las que la pulpa se separa con facilidad del carozo se denominan “priscos” y los de las variedades en las que está fuertemente adherido reciben el nombre de “pavía”. Los de pulpa blanca son muy dulces y son los preferidos en Oriente, los de pulpa amarilla tienen un toque de acidez y son los que gustan en Occidente. 

Si se dejan todos los frutos en la planta estos tendrán menor tamaño y calidad, cuando llegan a un diámetro de dos o tres centímetros conviene hacer una selección para dejar sólo los de muy buen aspecto que así se desarrollarán mejor. Precisa mucho sol y lugares con buena circulación de aire. Se trasplantan a su lugar definitivo a mediados de la estación fría para que al llegar la primavera ya estén fuertes. 

Como necesita constante aporte de agua lo recomendable es el riego por goteo, el cual debe incrementarse cuando se acerca la época de cosecha. Requiere mucho nitrógeno y hay que aplicarle abonos que lo contengan, también potasio y fósforo de manera regular. Sus enfermedades más frecuentes están producidas por hongos, el Taphrina deformans provoca el enrollamiento de sus hojas y el Monilinia fructicola lo vuelve suceptible a la gomosis; se trata de combatirlos usando pies de injerto de otras especies resistentes a ellos.