De su rizoma subterráneo surgen numerosas raicillas que se esparcen por debajo de la tierra y hacia la superficie emergen grandes hojas basales, que llegan a medir quince centímetros de largo, dispuestas en forma de roseta. Son glabras, ovales y están provistas de largos pecíolos; se las usa en ensaladas y también cocidas; aportan a nuestra dieta vitaminas A y C.
Sus flores amarillo-verdosas son muy pequeñas, de apenas unos tres milímetros de diámetro y aparecen reunidas en largas espigas cilíndricas. Su fruto seco es un pixidio dehiscente, con sutura transversal, que contiene minúsculas semillas parduzcas.
Se la considera planta medicinal. Los mucílagos le confieren propiedades suavizantes sobre las mucosas respiratorias; también es antibacteriana y descongestiva, por ello se la emplea en laringitis, faringitis, tos y bronquitis. Los taninos la vuelven astringente y sirve para detener la diarrea, desinflamar los intestinos y el colon; el mucílago presente en las semillas se usa como laxante.
El jugo de llantén sirve como diurético ingiriéndolo y, externamente, es útil para el dolor de oídos y el ardor causado por las picaduras de insectos.
Sus propiedades hemostáticas ayudan a la coagulación y ayuda en casos de hemorroides sangrantes. Desinfecta heridas y quemaduras; acelera la cicatrización y reconstitución de los tejidos gracias a su alto contenido de alantoína. Alivia, también, el cansancio ocular y los síntomas de la conjuntivitis.
Hay otras variedades de Plantago pero todas con propiedades similares: El Llantén menor, o P. lanceolata, que como su nombre científico lo indica tiene hojas con forma lanceolada y el Llantén mediano, o P. media, con hojas elípticas y pubescentes.