Precisa climas húmedos y soleados. Se lo emplea para saborizar comidas y con sus hojas se prepara un té que tiene propiedades digestivas y ayuda en casos de dispepsia.
Posee tallos que van de subleñosos a leñosos Sus hojas largas y acuminadas, con forma oval-lanceolada, color verde claro y pecíolos cortos, llegan a medir unos 7 centímetros.
Las flores pequeñas, blancas, rosa pálido o blanco-violáceas, nacen agrupadas en espigas terminales de más de diez centímetros de largo, tienen corola en forma de campana y un ovario bicarpelar.
El fruto es una drupa bilocular con una semilla por lóculo, se reproduce a través de ellas o mediante esquejes, éstos se obtienen de ramas a las que se les sacaron las hojas para usarlas, pueden plantarse bajo techo durante el invierno y cuando enraízan se las lleva a la ubicación definitiva en la primavera, cuando pasó el peligro de las heladas.
La industria extrae de los tallos y las hojas un aceite esencial muy preciado: el citral. Se cultiva en los jardines con fines ornamentales, prefiere las altas temperaturas, cuando hiela pierde las hojas pero continúa en pie gracias a la fortaleza de su madera. Hay que ubicarlo algo alejado de las otras plantas porque necesita mucha energía y las que estén cerca se verán perjudicadas.
Requiere de suelos sueltos, profundos y permeables. Si está en un lugar bien soleado hará una mejor síntesis y acumulación de aceite esencial; en lugares sombreados se nota una baja notable en la cantidad de principios activos. El viento tampoco lo favorece porque aumenta la evaporación de los aceites.
El riego debe ser parejo en todas sus etapas de crecimiento, evitando los excesos para evitar la putrefacción de las raíces. Para fertilizar la tierra debemos tener en cuenta que aplicar Nitrógeno ayudará al aumento de la biomasa y aplicar Fósforo mejorará la calidad de las flores y de los frutos.
Uno de sus compuestos, la melatonina, es un relajante natural que induce al sueño. Las hojas se recolectan al llegar a su máximo desarrollo, un poco antes de que aparezcan las primeras flores, se cortan las ramas y se las pela (para aprovechar así también las estacas); dejándolas secar a la sombra, colocadas sobre bastidores, en un espacio muy ventilado.