La Kalanchoe

Recibe el nombre de Kalanchoe, o Calanchoe, una planta crasa cuya denominación científica es Kalanchoe blossfeldiana; tiene un hermoso follaje y su floración es muy llamativa. Hay variedades con flores rojas, rosas, anaranjadas, amarillas y blancas. Forma parte de la familia Crassulaceae y es originaria de Europa, suele alcanzar una altura de cuarenta centímetros. 

En exteriores debe estar ubicada a la sombra o a media sombra y en el interior de las casas en un lugar muy luminoso sin que le dé sol directo. La temperatura muy baja le afecta, prefiere las altas aunque no más allá de los 25º centígrados; la calefacción produce sequedad en el ambiente y tampoco le hace bien.

Sus hojas carnosas son verdes, con bordes crenados y aspecto cerúleo. No aceptan agua sobre ellas, por eso en lugar de pulverizarla conviene ubicarla sobre un cuenco que contenga piedras y agua, que les brindará la humedad adecuada. En tierra es también sensible al riego excesivo y debemos esperar a que esté seco el sustrato antes de volver a regar. El agua muy fría tampoco le sienta bien. 

Da pequeñas flores de cuatro pétalos; las hay también dobles y hasta triples; se reúnen formando inflorescencias de tipo umbela. En época de floración hay que fertilizarla entre una y dos veces al mes; cuando crece se procede al cambio de maceta por una de mayor tamaño. Cada tanto se le efectúan podas de rejuvenecimiento, para eliminar las hojas basales que van envejeciendo y restos de flores. 

Resiste bien las plagas. Durante el invierno se produce un enrojecimiento en toda la planta pero es completamente normal. Podemos multiplicarla fácilmente mediante esquejes; se cortan de entre cinco y diez centímetros, hay que aguardar a que pasen unos días y cicatrice el corte, recién entonces se los introduce en arena (cubiertos, no a sol directo) y se los mantiene a una temperatura templada constante; cuando enraízan se pasan al lugar definitivo; también se obtienen nuevos ejemplares a través de semillas en la Primavera.