El Alelí

El Alelí, o Cheiranthus cheiri, es una planta herbácea bienal con tallo semileñoso en la base; pertenece a la familia de las Crucíferas y tiene su origen en las costas del Mar Mediterráneo. No sobrepasa el metro de alto. 

Posee flores terminales pequeñas, de cuatro pétalos, simples o dobles, de suave perfume y colores variados; es conveniente eliminar las que se van marchitando para favorecer una nueva floración; ésta ocurre desde la primavera hasta el otoño, siendo mayor durante el verano. 

Las hojas son oblongas, finas y alargadas. Se multiplica mediante semillas que se encuentran dentro de su fruto de tipo silicua; germinan en una o dos semanas; conviene sembrarlas a resguardo en otoño para trasplantarlas al exterior en primavera, cuidando de no dañar las raíces pues son muy delicadas. Hay que dejar espacio entre las plantas para su posterior crecimiento si se ubican en el jardín, y en maceta adecuar el contenido de la misma al tamaño que vayan adquiriendo al crecer. 

Necesita mucho sol. Se adapta a todo tipo de suelo; pero con una buena mezcla de fertilizante orgánico y compost, sumados a un buen drenaje, mejorará luego su aspecto. El riego debe ser regular. Hay muchísimas variedades de cultivo. Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades diuréticas y cardiotónicas. 

Es común que la ataquen los hongos, como el Plasmodiophora brassicae que produce la formación de tumores radiculares; las hojas se vuelven amarillas y se pudren, la única cura es arrancar y quemar la planta y desinfectar el terreno. También se ensaña con ella el Albugo candida, que provoca ampollas de color blanco en el follaje, puede controlarse si se percibe tempranamente pulverizando con oxicloruro de cobre. Si es el moho gris el que está provocando manchas parduzcas, hay que evitar el riego, y sólo pulverizar con zineb. Otras plagas que sufre son la bacteria Xanthomonas campestres, la oruga de la col, la polilla minadora Plutella maculipensis y la chinche de las crucíferas.