Por ser invasiva hay que mantenerla controlada si se la utiliza en los jardines. Le agrada más la sombra que el sol. Se la debe proteger de los caracoles y las babosas pues la encuentran muy apetecible. Sus tallos floríferos triangulares, similares a los del ajo, llegan a medir unos treinta centímetros.
Posee bulbos alargados de color blanco, también muy parecidos a los de los ajos, con numerosas raíces en cabellera. Son un buen sucedáneo del ajo, si se los pica muy fino y se los mezcla con manteca, se obtiene una manteca de ajo casi igual a la original; y se suele realizar también con ellos el pan de ajo; además queda excelente mezclado con jengibre para aderezar cualquier comida, en especial las realizadas en base a hongos; si se los rehoga en aceite, para dar sabor, recordar extraerlos antes de presentar el plato; durante el verano se los recolecta para prepararlos como pickles.
De ellos nacen largas hojas envainadas en la base, de forma acintada y con nervaduras paralelas que se estrechan y curvan hacia las puntas, algunas veces tienen una franja blanca en el centro, todo a lo largo. Se le atribuyen propiedades antibacterianas y se usa mucho en casos de hipertensión para volver a los valores normales de la presión sanguínea.
Las flores, que aparecen en la primavera en grupos de tres o más (inflorescencia de tipo umbela inclinada), son blancas y acampanadas con líneas verdes distintivas en los seis pétalos, característica que las diferencia de especies similares tales como el Allium neapolitanum o “Lágrimas de la Magdalena”. Los frutos son capsulares y contienen una o dos semillas en cada lóculo, se la suele reproducir mediante ellas o bien trasplantando los bulbos.