Florecen durante las estaciones cálidas. Comúnmente dan flores amarillas, naranjas, rojas y hasta marrones; hay también algunas muy llamativas con pétalos moteados bicolor, miden entre 3 y 6 centímetros, sus pétalos son globosos y de diferente tamaño, están protegidos por cinco sépalos.
Crecen bien en interiores con buena ventilación. Hay que preparar las macetas con partes iguales de arena y humus para obtener un buen drenaje; en exteriores pueden vivir en climas cálidos si las ubicamos a semisombra y se las cubre durante los fríos invernales.
Precisan de riego frecuente en el verano y espaciado en el resto de las estaciones, pero nunca en cantidad excesiva ni directamente sobre las hojas o flores. Es bueno agregarles algún fertilizante en el agua de riego una vez al mes en la época de reposo. Las hojas son de color verde oscuro, texturadas y decíduas.
Se las multiplica mediante semillas, que son muy pequeñas, ubicándolas en compost húmedo; hay que dejarlas descubiertas o cubrirlas con apenas un poco de arena. Puede emplearse plástico para tapar la maceta y así mantendrá la humedad y no se necesitará riego. Tardan entre una y dos semanas en germinar.
Precisan ubicaciones luminosas pero no sol directo; a medida que crecen se les cambia de maceta. También se reproducen por gajos, al concluir la floración, introduciéndolos en el mismo preparado que para las semillas y colocándolos en lugar sombreado y con atmósfera humidificada.
Dan buena vista a los jardines rocosos en regiones cálidas, donde no hay inviernos rigurosos. Se las debe proteger de los áfidos y de la Mosca Blanca como plagas externas, y no excederse con el agua pues los hongos del tipo Mildew se propagan por las raíces. Algunas de las variedades más comunes son: C. hybrida, C. herbeohybrida y C. crenatiflora y C. herbácea.