Se utiliza su corteza interna, que se separa de la capa rugosa externa luego de dejarla fermentar todo un día; se la pone entonces a secar y se enrolla, formando las llamadas “ramas de canela” o “canela en rama”; éstas ralladas o molidas son usadas como condimento para muchos tipos de comida, es una de las especias más antiguas que se conocen, junto con la pimienta y el cardamomo.
Necesita clima cálido y muy húmedo para prosperar. Tiene tallo leñoso y hojas pecioladas, ovales y acuminadas, de color verde brillante y apariencia coriácea, miden unos 4 por 8 centímetros. Da flores blancas, hermafroditas, con un androceo de 9 + 3 estambres verticilados y un gineceo bicarpelar; nacen agrupadas en panículas axilares; el fruto es una baya alargada muy oscura.
Se consume como infusión caliente, la cual dicen que induce al sueño y sirve también para saborizar postres como el “Arroz con leche” y el “Apfelstruddel”, o arrollado de manzana. Dentro de la medicina no tradicional se le conocen efectos benéficos en casos de diabetes y de colesterol alto; se dice que ayuda a la digestión y alivia molestias intestinales.
También tiene efectos antioxidantes debido a su gran concentración de compuestos fenólicos (como los del vino tinto) y por los flavonoides que contiene (al igual que los arándanos). Su extracto se añade a las cremas analgésicas porque tiene poder antiinflamatorio.
El aroma especial, que la hace tan buscada por la industria de la perfumería, se debe a su aceite esencial, cuyo mayor componente es el aldehído cinámico; éste es muy usado en la industria cosmética pues inhibe el crecimiento de los hongos y, además, es antibacteriano; por ello se lo utiliza también en pastas dentífricas y enjuagues bucales. La canela provee a nuestro organismo vitaminas C y B1; también hierro, potasio y fósforo.