Es ideal para decorar jardines, las rocallas particularmente, pero admite también el cultivo en tiestos o macetas.
Su forma de roseta es característica (se las ha hallado compuestas hasta de sesenta hojas) y el crecimiento de renuevos se produce lateralmente (suelen cubrir todo el terreno del que disponen), se la puede reproducir dividiendo las matas o mediante semillas. Las puntas de las hojas están conectadas entre sí por una especie de red similar a la que tejen las arañas y es de allí que recibe su nombre.
Tarda años en florecer y ocurre en verano; sus flores hermafroditas nacen agrupadas en el extremo de un robusto tallo floral que mide alrededor de veinte centímetros; la maduración de cada sexo se produce a destiempo, por ello la autofecundación es altamente improbable; las hay de color rosa, amarillas o rojas, sólo algunas veces blancas; sus sépalos verdes y sus coloridos pétalos están cubiertos por un fino vello en la cara externa; los estambres poseen filamentos rojizos y anteras amarillas.
Necesita mucha luz, tierra ligera con excelente drenaje (mezcla de tierra y arena a partes iguales) y riego esporádico (pues es propensa al ataque de hongos si se excede el agua). Aguanta bien las bajas temperaturas. Durante la primavera es bueno proporcionarle abono cada quince días. El fertilizante que apliquemos debe ser rico en potasio y no contener azufre.