La Bardana

Es vulgarmente denominada Bardana, y científicamente conocida como Arctium lappa una planta fanerógama silvestre bienal perteneciente a la familia Asteraceae. Es originaria de Asia y puede alcanzar un metro de alto. Se adapta a toda clase de suelos. 

El primer año se forma una roseta basal de hojas y al segundo año emerge de ellas el tallo. Su raíz es comestible y aporta a nuestro organismo minerales (calcio, hierro y fósforo), vitaminas (A, B1, B3 y C) y riboflavina. Posee grandes hojas ovales, con aspecto rugoso y márgenes festoneados; están provistas de largos pecíolos; la cara posterior es pubescente, y se distribuyen de manera alterna en las ramas. 

Sus flores hermafroditas nacen agrupadas en inflorescencias de tipo capítulo que se reúnen luego con otras formando un corimbo. El color de las mismas varía del rojo al violeta, y están rodeadas de brácteas que terminan en una especie de gancho. Lo mismo ocurre con los frutos (aquenios) que utilizan luego esa protuberancia para adherirse al pelaje de los animales y así dispersarse. 

Por la abundancia de sus flores, y la cantidad de polen de que éstas disponen, la Bardana es una planta perfecta para tener cerca de las colmenas para una buena producción de miel; la época de floración se prolonga a lo largo de dos meses. Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades diuréticas, antifebriles, hepatoprotectoras e hipoglucémicas. Su alto contenido de Inulina (un polisacárido homogéneo) y la cantidad de fibra que posee hace que sea ideal para incluir en dietas de adelgazamiento. 

El “Té de Bardana” se está popularizando pues se le encuentran cada vez más beneficios para la salud. Como actúa sobre los radicales libres en un potente antioxidante y también se están estudiando sus efectos benéficos sobre algunos tipos de cáncer, como el de páncreas y la leucemia. En uso externo se utiliza como antipruriginoso y cicatrizante para casos de acné, dermatitis y hasta de psoriasis.