Precisan ubicaciones de media sombra a sol pleno. Son muy resistentes y no necesitan cuidados especiales. Les agradan los suelos mixtos con buen drenaje; en cuanto al riego no se debe permitir jamás que la tierra se vea seca. Miden alrededor de un metro de alto y alcanzan un ancho de 60 centímetros.
No se propagan por semilla pues las flores son estériles, entonces se realiza una división de mata durante la primavera aprovechando sus rizomas. Los tallos son rojos y, al llegar la primavera, las hojas que están en los extremos cambian de color y se tornan anaranjadas. El resto de ellas son largas, texturadas, opuestas, de color verde oscuro, y tienen bordes dentados.
Florecen a mitad del verano. Las flores son rojizo-anaranjadas (aunque hay variedades amarillo claro). Como tienen un crecimiento muy vigoroso pueden transformarse en invasivas. Se debe tener cuidado al manipularlas, porque la savia puede producir irritación severa en la piel.
Si se ingiere también produce trastornos graves; en cantidades adecuadas se la utiliza como purgante, de allí su nombre vulgar que significa “purga”. Las plagas más frecuentes que la afectan son los Nematodos, los áfidos, los hongos y hay bacterias que se ensañan con sus raíces.