Se usa también la corteza, que es muy amarga, para que al masticarla produzca efectos estimulantes, pero éstos son mucho más moderados. La ingesta sin precaución origina náuseas, vómitos y diarrea; no se recomienda si se está tomando algún tipo de medicamento ni en asociación con alcohol o alimentos fermentados o curados.
Los efectos narcóticos y psicodélicos se manifiestan a la media hora de haber sido tomado el brebaje y duran cerca de cinco horas; estudios realizados han dado a conocer que lo que desencadena en el organismo es un aumento en el nivel de serotonina y de allí se entiende que entre los pueblos primitivos se administrara a los enfermos para evitar que sufrieran de depresión.
Su principio activo, la tetrahidroharmina, está más concentrada en la corteza, que es lisa y de color marrón. Posee largos tallos de más de medio centímetro de diámetro (medida bastante variable), con amplia distancia entre los nudos, que se entrelazan entre sí o bien a otras plantas. Tiene grandes hojas pecioladas y de bordes enteros (miden entre ocho y veinte centímetros de largo, por unos cinco u ocho de ancho) de forma oval-lanceolada, que se ubican de manera opuesta. Da pequeñas flores de color rosa que se reúnen en inflorescencias de tipo umbela.
Se cultiva en zonas de mucho calor, donde las temperaturas mínimas nunca bajan de los quince grados. Las plántulas jóvenes necesitan abundante luz pero no directa, y también suficiente humedad, de lo contrario no se desarrollan; precisan un soporte para trepar en altura; la tierra deberá mezclarse en partes iguales con arena y materia orgánica; ya crecidas podrán recibir luz solar directa y se harán también más resistentes al frío. Hay otra clase de Banisteriopsis, la “inebrians”, que se diferencia principalmente por la forma de sus hojas.