Cuenta con hojas caducas enteras, ovales, de cortos pecíolos, frente glabro y envés tomentoso, dispuestas de manera alterna. Las flores blancas o de un color rosa suave, axilares y solitarias, son grandes (miden de 4 a 5 centímetros), poseen cinco pétalos y veinte estambres. Aparecen en la primavera.
Los frutos son similares a las peras, aunque los hay también redondeados; miden entre 10 y 12 centímetros de largo por unos 8 a 10 de ancho. La pulpa es áspera y dura, poco jugosa, algo arenosa y amarillenta; la recubre una piel de color amarillo o anaranjado. Tienen un fuerte aroma y sabor ácido, con un peso promedio de 250 gramos; dentro de los carpelos hay numerosas semillas. Es una de las frutas con mayor poder de conservación, pueden ser consumidos aún a los dos o tres meses de cosechados.
Es muy raro ingerirlos crudos, se acostumbra comerlos asados o transformados en dulces, mermeladas y jaleas; o incluidos en productos de repostería, tales como masas, facturas y tartas; siendo la más popular la “pastafrola”, que es una base de masa rellena con dulce de membrillo y cubierta por un enrejado de tiras de masa por entre medio de las cuales se lo ve asomar, creando un efecto atractivo a la vista y, luego de horneada, también al paladar.
Todo el árbol es rico en taninos, principalmente sus semillas. La pulpa aporta a nuestra dieta calorías, hidratos de carbono, fibra, calcio, magnesio, potasio y ácido málico, que es un ácido orgánico con propiedades desinfectantes que favorece la eliminación del ácido úrico y, además, pectina, que aumenta el pH disminuyendo la acidez. Se le atribuyen propiedades emolientes y astringentes, por su calidad de demulcente protege las mucosas ayudando en casos de gastritis, úlceras o colon irritable, es también antidiarreico.
Se adapta a todo tipo de suelos y climas. Por ser muy resistente se lo usa como patrón para injertar otros frutales de la familia de las rosáceas. Necesita veranos muy cálidos para madurar correctamente. Se lo cultiva por sus frutos en Turquía, China, Argentina, Uruguay y en toda la cuenca mediterránea. También se lo anexa en los jardines como planta ornamental. Se propaga por semillas, estacas y acodos. Es de crecimiento lento. Precisa una poda anual de raleo apenas caen sus hojas. Su madera clara se usa para trabajos de ebanistería.