El Arbusto de la creosota

Se da el nombre común de Arbusto de la Creosota a una planta perennifolia de tronco recto, muy ramificada desde la base y longeva, que mide entre uno y tres metros; su nombre científico es Larrea tridentata y forma parte de la familia Zygophyllaceae. Es originaria de zonas áridas y semiáridas de América del Norte y Central. Su resistencia quedó ampliamente demostrada porque aún después de realizarse pruebas atómicas en los desiertos en los que habita ha vuelto a brotar. 

Allí crece entre los cuatrocientos y los mil ochocientos metros sobre el nivel del mar, distribuida por planicies aluviales y lomas bajas, donde las precipitaciones oscilan entre los 150 y 500 milímetros anuales. De todas sus partes se desprende un fuerte olor característico. Su raíz es superficial, poco profunda y está muy extendida lateralmente, lo que inhibe el crecimiento de otra vegetación a su alrededor. 

Posee hojas pequeñas, de color verde oscuro y bordes enteros, compuestas por dos folíolos oval-lanceolados unidos por sus bases; su aspecto es coriáceo, dado que están recubiertas por una capa cerosa que regula la evaporación de agua. Es normal que durante el verano pierda algunas hojas, pero si las pierde todas ya no se recupera. 

Las flores, que miden cerca de dos centímetros de diámetro, tienen la corola formada por cinco pétalos amarillos rodeados por sépalos pubescentes. Florece a lo largo de todo el año. El fruto es globoso y verde en sus primeros tiempos, luego se recubre de una pelusa blanca que se oscurece con el paso del tiempo hasta llegar a ser amarronada-rojiza. Tiene cinco divisiones con una semilla cada una; éstas son oscuras y reniformes, miden entre dos y cuatro milímetros; se mantienen viables algo más de siete años y germinan en apenas unos días. 

En estado silvestre deben darse condiciones climáticas muy favorables, como mayor humedad ambiente y menor temperatura, y que ese clima dure al menos entre tres y cinco años, para que los hongos o micorrizas se fijen a sus raíces, comenzando así una simbiosis que durará toda la vida; por ello es que se encuentran grupos de estas plantas diseminados aquí y allá en los que los integrantes tienen la misma edad. Una vez que crecen y se han fortalecido se adaptan a los cambios, soportando bien la sequía.

Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades anti infecciosas y anti tuberculosas, pero no es aconsejable su uso ya que se comprobó que produce daño a los riñones y al hígado. Para la industria se han creado plantaciones experimentales, buscando producir aceites, fibra para papel, adhesivos, látex, glucosa, alcohol, lubricantes e insecticidas; allí se les suministran riegos periódicos y gracias a ello se consigue mayor crecimiento y aumento del follaje.