El Aloe Vera

Conocemos por el nombre vulgar de Aloe vera, y el científico de Aloe barbadensis, a una planta perenne suculenta, perteneciente a la familia Liliaceae. Se la cultiva con fines decorativos y tiene, además, importantes usos medicinales. Hay más de doscientas variedades de aloe, pero sólo unas pocas tienen propiedades curativas comprobadas y de todas ellas ésta es la que posee mayor cantidad de enzimas, minerales, vitaminas, ácidos grasos y aminoácidos útiles para aliviar muchas de las dolencias del cuerpo humano. 

Cada uno de sus componentes tiene efectos benéficos, su ingestión disminuye la acidez y por ello hay una visible mejoría en caso de úlceras del aparato digestivo; su alta concentración de Carricina aumenta las defensas de nuestro organismo; tiene elementos que generan ácido salicílico y son buenos contra la fiebre y el dolor; el Fosfato de manosa en su gel acelera la cicatrización de los tejidos; sus Saponinas son un buen antiséptico; los Fitoesteroles son antiinflamatorios y sus mucopolisacáricos rehidratan nuestras células. 

Se la emplea directamente haciendo una incisión en las hojas y colocándola sobre la piel, o como bebida, pero como tiene efectos laxantes hay que cuidar la cantidad a ingerir; es mejor habituarse poco a poco. Otra manera es extraer el gel de varias hojas y hervirlo, al espesar se formará una pasta que puede ser guardada para cuando se la necesite, para aplicar sobre heridas, quemaduras o picaduras de insectos.

En preparados comerciales se presenta como zumo o jugo para tomarlo diluido en agua, o bien como gel para utilizarlo para la higiene personal durante el baño y últimamente se la incluye, además, en la composición de las pastas de dientes por su efecto benéfico sobre las encías y por su fuerte poder actibacteriano. 

Sus largas hojas carnosas, con bordes de dientes espinosos, color verde grisáceo, forma lanceolada y nervadura acanalada, alcanzan el medio metro de largo con un ancho de entre 5 y 10 centímetros (hay variedades con hojas de más de dos metros); en ellas se distinguen tres capas bien diferenciadas, la exterior de aspecto coriáceo, una media de aspecto fibroso donde se halla el principio activo denominado aloeoleína y una interna gelatinosa en la que está su reserva acuífera. Nacen del rizoma formando una roseta. 

Sus pequeñas flores, según la variedad, son anaranjadas, amarillas, rojas o púrpura, tienen forma tubular; se reúnen en inflorescencias sobre tallos florales rectos sin ramificar, la polinización es cruzada y la efectúan los pájaros y las mariposas. El fruto es capsular y contiene numerosas semillas negruzcas. Prefiere climas templados con pocas precipitaciones y suelos secos y arenosos. Al tercer año de vida alcanza su máximo contenido nutritivo.