Se ha convertido en especie invasora para los cultivos y se la está tratando de erradicar, pero es dado que es resistente a los herbicidas (incluso a los glifosatos); mezclada entre las plantas de soja provoca que la cosecha de los porotos de éstas pierdan valor por la cantidad de semillas de Euphorbia que vienen mezcladas. También perjudica las plantaciones de maní y las de algodón, donde compite con ellos por el agua, la luz y los nutrientes del suelo.
Por su buen aspecto se usa como ornamento en los jardines, pero hay que mantenerla controlada. Mide medio metro de alto, su tallo es simple y su savia de consistencia lechosa es altamente tóxica. Las hojas son heterófilas (o sea morfológicamente variadas a diferentes alturas del tallo) y lo que llamamos flores son sólo las hojas superiores que cambian de color; en realidad posee pequeñas flores amarillo-verdosas de corta vida que aparecen en el ápice rodeadas por las hojas coloreadas.
Los frutos son cápsulas pequeñas. Para que las semillas germinen bien necesitan de altas temperaturas, de veinticinco a treinta y cinco grados, luego de dos semanas muestra raicillas de medio centímetro (una semilla recién se considera germinada cuando sus raíces alcanzan esa longitud o más).
Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen efectos benéficos en enfermedades del aparato respiratorio tales como el asma y la bronquitis crónica, también se asegura que es anti inflamatoria y que ayuda en casos de constipación.