La Remolacha Azucarera

Conocemos comúnmente como Remolacha Azucarera, y por el nombre científico de Beta vulgaris, a una planta herbácea bienal, perteneciente a la familia Chenopodioideaceae. Por la cantidad de azúcar que almacena se la emplea industrialmente para extraerle ese azúcar y la fabricación de alcohol. Mediante varios cruzamientos en el pasado y actuales manipulaciones genéticas se ha conseguido pasar de un contenido de entre el 7 y 8% de azúcar en los primitivos ejemplares a un 20% en los de hoy en día. 

Durante su primer año la remolacha almacena en la raíz abundantes reservas, principalmente en forma de sacarosa, y es allí cuando se la recolecta; si lo que se desea es la producción de semillas se aguarda al año siguiente y sus reservas se van consumiendo poco a poco durante la floración y la fructificación. Su semilla es muy pequeña y liviana, en un kilo entran unas 100.000 de ellas. 

Una buena remolacha azucarera debe presentar las siguientes características: 1) Que su raíz pivotante fusiforme no salga fuera de la tierra, o salga lo menos posible, para evitar la incidencia secante de los rayos solares, su coloración deberá ser blanca o rosada. 2) La piel, al contrario que en la remolacha forrajera que es completamente lisa, deberá ser rugosa, con círculos contorneados en espiral que partiendo del cuello lleguen hasta el vértice de la raíz (estos círculos son muy marcados en las variedades más ricas en azúcar). 3) La parte carnosa deberá ser de color blanco mate, con el eje fibroso duro y bien diferenciado y las hojas grandes, ovales, con bordes festoneados, de color verde claro con nervaduras encarnadas.

El suelo y el clima juegan papeles preponderantes en el rendimiento cuantitativo y cualitativo de la remolacha azucarera. El terreno debe ser accesible al aire y la luz, poco tenaz, presentando una capa arable de considerable espesor donde las raíces penetren con facilidad, con un subsuelo permeable. Durante la siembra y plantación la temperatura deberá ser moderada y el ambiente húmedo; durante el desarrollo propiamente dicho la temperatura cálida y el ambiente húmedo, y para la maduración la temperatura cálida y el ambiente seco. 

Las remolachas azucareras se conservan, al igual que las forrajeras y las patatas, en sótanos y silos, pero a medida que el tiempo pasa disminuye su cantidad de azúcar, por lo que para fabricar azúcar y alcohol hay que tenerlas ensiladas el menor tiempo posible. Esta planta lleva al agotamiento del suelo, dado que absorbe sustancias nutritivas que no son de reposición rápida, por lo que se recomienda alternar su cultivo en distintas parcelas, no repitiéndolo sino al cabo de seis o siete años.