La Campanilla del desierto

Conocemos por los nombres comunes de “Campanilla del desierto”, o “Blue Bell”, a una planta herbácea anual que ronda los 50 centímetros de alto, responde al nombre científico de Phacelia campanularia y es miembro de la familia Hydrophyllaceae (aunque en algunas taxonomías se la ubica dentro de la Boraginaceae). 

En los jardines se la cultiva como ornamental. En estado silvestre crece rápido, florece también rápidamente y muere al caer la primera helada. Es originaria de la región sudoeste de los Estados Unidos, casi podría decirse que es endémica del territorio de California. Aunque es nativa del desierto se adapta igual a otros hábitats. 

Necesita lugares con pleno sol y suelos neutros, con mezcla de arena y buen drenaje. Tolera la sequía. Se considera especie protegida por lo que se aconseja guardar semillas, previendo su extinción en algunos años; conviene dejarlas secar en la planta; se las siembra directamente en exteriores o en macetas. 

Da hermosas flores simples, de cinco pétalos, que aparecen en la primavera, se presentan en color azul pero con distintas tonalidades. Las hojas son verdes, tienen forma acorazonada y los bordes dentados y coloreados de púrpura. Los tallos están recubiertos de una fina vellosidad y son rojo-violáceos. Es muy resistente. 

No es una especie invasiva, no es comestible ni tampoco se le conocen fines medicinales. La polinización la efectúan las abejas. El contacto frecuente con la piel humana puede provocar dermatitis por lo que se recomienda manipularla con guantes. Su distribución geográfica se da en zonas que van desde el nivel del mar hasta los 2000 metros de altitud.

La Monstera deliciosa

La Monstera deliciosa, también denominada “Costilla de Adán”, es una planta rizomatosa, trepadora y perenne originaria de Centroamérica, miembro de la familia Aracaceae; cuenta con un grueso tallo que puede llegar a medir unos veinte metros de largo; tiene grandes hojas de aspecto coriáceo y forma acorazonada, algunas son más alargadas. 

Cuando recién nacen son pequeñas y enteras para luego convertirse en semilobuladas o lobuladas pues sus fibras se separan y desintegran dejando orificios de diferentes tamaños en el limbo. Si se les nota amarilleamiento es debido a un riego excesivo, por lo que deberemos disminuirlo, y durante el invierno lo reduciremos a la mitad. Si hace mucho calor admiten el pulverizado sobre su superficie; si apareciesen con las puntas secas tendremos que agregar abono a base de potasio. 

Da frutos verdes, de gran tamaño, recubiertos por escamas hexagonales, su alto contenido de ácido oxálico los convierte en tóxicos, pero tras un año de maduración pueden ser ingeridos; para acelerar el proceso se los corta cuando comienzan a dar el olor característico y se los introduce en una bolsa de papel donde el proceso se completará. El sabor es similar al del ananá o al del plátano, según la variedad; con ellos se elaboran refrescos.

Los tallos tienen fototropismo y cuando hallan un tronco al que fijarse mediante sus raíces adventicias (que nacen de primordios radicales), trepan por él dirigiéndose hacia la luz. Es excelente como planta de interior, ya que desea temperatura y humedad altas y precisa sombra. Por debajo de los diez grados ya no crece y las heladas la matan por completo. Se multiplica por acodos y esquejes o estacas con yema terminal. Prefiere tierras sueltas, con agregado de compost y perlita para favorecer el drenaje. 

Si la cultivamos en maceta hay que agregar un tutor para guiarla y si lo recubrimos con musgo mayor será el arraigo. Entre sus plagas más frecuentes están las Cochinillas y la Arañuela roja (que se combaten con un acaricida sistémico), los hongos que producen el moteado de las hojas y una bacteria, la Erwinia que atrapa a toda la planta y deberemos aplicarle productos orgánico-sulfurados que actuarán como antibióticos.

La Nama erizada

La llamada Nama hispidum, también conocida como "Nama erizada", “Bristly Nama” o “Sandbells”, es una planta herbácea anual o bianual que mide unos 30 centímetros de alto y abunda en estado silvestre. Forma parte de la sub-familia Hydrophyllaceae y de la familia Boraginaceae. Es originaria del sur de Estados Unidos y norte de México. 

Florece en primavera, cuando la misma es muy lluviosa se cubre de flores, pero si se presenta seca sólo dará una floración. Sus flores presentan tonos rosa, lavanda y violeta, muy rara vez blanco; miden 1,5 cm. y tiene forma acampanada. Se distinguen cinco pétalos coloreados en la parte superior, que devienen en blancos o amarillentos llegados al centro, los estambres son amarillos; los tallos largos y delgados; las hojas de un verde oscuro son cortas, cilíndricas, carnosas, pilosas y sin pecíolo. 

Prefiere suelos con buen drenaje, arenosos y con agregado de materia orgánica, de no disponerse de ella puede emplearse fertilizante granulado (que actuará más lentamente); cuando llega la primavera es conveniente usar uno líquido, agregándolo al agua de riego cada 20 días. Puede permanecer en los jardines durante todo el año pues no le afecta mucho el frío, aunque se aletarga; no es necesario regarla en ese tiempo. 

Cuando haya épocas de lluvias prolongadas puede aplicarse un funguicida sistémico de prevención. Hacia finales del invierno es bueno prevenir el ataque de los áfidos y las cochinillas con un insecticida genérico. De estar en macetas respetar también ambos tratamientos. Algunas de las más difundidas son: Nama aretioides, Nama californicum, Nama carnosum, Nama depressum y Nama havardii.

El Medlar

Conocemos como Medlar, o Mespilus, a un género de dos especies de plantas deciduas frutales pertenecientes a la subfamilia de las Maloideae, de la familia de las Rosáceas. Una es la Mespilus germanica o “Common Medlar” originaria de Europa y Asia (en la antigüedad era muy apreciada en Irán y los griegos y romanos ya la cultivaban) y la otra la Mespilus Canescens o “Stern’s Medlar” descubierta en 1990 en Norteamérica. 

Esta última estuvo en controversia para obtener su clasificación, pero recientes estudios moleculares demostraron que es un híbrido, resultado de la cruza de la nativa Blueberry hawthorn, “Crataegus brachyacantha” y el Medlar euroasiático Mespilar germanica); ambas rondan los 8 metros de alto, se autofertilizan y viven más de cien años. 

Tienen hojas elípticas, coriáceas y de color verde oscuro, que miden entre 6 y 15 centímetros de largo y entre 3 y 4 centímetros de ancho; durante el otoño, antes de caer, se vuelven de color amarillo-anaranjado. Florecen ya bien entrada la primavera. Las flores son simples, tienen 5 pétalos, son de un blanco puro y carecen de perfume. 

Dan frutos redondos comestibles, de unos 3 centímetros de diámetro; son muy duros y ácidos estando en la planta. Marrones en la Mespilus germanica y rojos en la Mespilus canescens. Se sacan de la planta estando aún verdes o dorados y luego de tres semanas de estacionamiento en un lugar frío, bien ventilado, maduran (a este período durante el que se oscurecen y se vuelven suaves al tacto, pudiendo la piel ser removida con facilidad, se lo denomina “bletting”) y pueden ser consumidos. 

Comúnmente se utilizan como postre acompañados de queso, y pueden prepararse con ellos mermeladas y hasta licores. Es muy conocido el “medlar cheese” que se prepara con la pulpa de la fruta, huevos y manteca. Los Medlar pueden ser cultivados en macetas adecuadas a su tamaño, y quedan también muy decorativos transformados en bonsái. Prefieren climas de templados a fríos, sol pleno y suelos con buen drenaje. Si se les realiza una fuerte poda responden bien y su crecimiento será más vigoroso luego, al igual que con el agregado de fertilizantes orgánicos.

Sempervivum arachnoideum

La llamada comúnmente “Siempreviva de arañas” y científicamente Sempervivum arachnoideum es una planta suculenta perenne que pertenece a la familia Crassulaceae. Su hábitat natural se halla en las altas montañas de Eurasia, pero se ha extendido por todo el mundo gracias a su fácil adaptabilidad y fortaleza. Es pequeña, rara vez supera los quince centímetros de alto. Por lo común, durante el invierno, sus hojas adquieren un tono levemente rojizo. 

Es ideal para decorar jardines, las rocallas particularmente, pero admite también el cultivo en tiestos o macetas. Su forma de roseta es característica (se las ha hallado compuestas hasta de sesenta hojas) y el crecimiento de renuevos se produce lateralmente (suelen cubrir todo el terreno del que disponen), se la puede reproducir dividiendo las matas o mediante semillas. Las puntas de las hojas están conectadas entre sí por una especie de red similar a la que tejen las arañas y es de allí que recibe su nombre. 

Tarda años en florecer y ocurre en verano; sus flores hermafroditas nacen agrupadas en el extremo de un robusto tallo floral que mide alrededor de veinte centímetros; la maduración de cada sexo se produce a destiempo, por ello la autofecundación es altamente improbable; las hay de color rosa, amarillas o rojas, sólo algunas veces blancas; sus sépalos verdes y sus coloridos pétalos están cubiertos por un fino vello en la cara externa; los estambres poseen filamentos rojizos y anteras amarillas. 

Necesita mucha luz, tierra ligera con excelente drenaje (mezcla de tierra y arena a partes iguales) y riego esporádico (pues es propensa al ataque de hongos si se excede el agua). Aguanta bien las bajas temperaturas. Durante la primavera es bueno proporcionarle abono cada quince días. El fertilizante que apliquemos debe ser rico en potasio y no contener azufre.

El Ciprés

Conocemos como Ciprés a una conífera perennifolia que crece de veinte a treinta metros de alto con un diámetro troncal de cerca de medio metro, pertenece a la familia Cupressaceae y lleva el nombre científico de Cupressus sempervirens. Se han hallado individuos de más de trescientos años. Es originaria del Mediterráneo oriental. 

La forma de su copa es cónica, alargada y esbelta, culminando en un ápice bien marcado. Su madera de fina textura es muy apreciada y por ello es que se los taló indiscriminadamente en el pasado; hoy en día se los cultiva y se los emplea también como ornamento en parques y jardines (varios alineados pueden servir como barrera protectora contra los vientos). Su corteza es delgada y levemente estriada, de color marrón oscuro. 

Prefiere los suelos calizos, secos y pedregosos y ubicaciones que vayan desde sol pleno a media sombra; el riego debe ser moderado. Como pertenece a zonas de cálidas a templadas es muy sensible a las heladas. Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades vulnerarias, vasoconstrictoras, anti infecciosas y tranquilizantes. 

Sus hojas verdes son escamiformes, miden poco más de un milímetro por uno, se reúnen imbricadas formando acículas que se ubican de manera opuesta en las ramas, no emiten perfume alguno. Otras especies, como el Cupressus macrocarpa, que se diferencia por tener la copa redondeada, posee hojas que al ser frotadas despiden aroma a limón y las del Cupressus glabra aroma a pomelo. 

Florece hacia finales del invierno; en la misma planta encontramos ambos sexos, los conos masculinos de hasta un centímetro de largo, son terminales, solitarios y de color amarillento; los conos femeninos son axilares, verdes al principio, redondeados y pueden llegar a los cuatro centímetros de diámetro, los conforman entre cuatro y siete pares de placas que tienen los bordes recurvados y un escudete central poco desarrollado, al madurar se vuelven marrones. Las semillas, que son pequeñas e irregulares, cuentan con un ala muy rudimentaria.

La Avena

Recibe el nombre común de Avena, y el científico de Avena sativa, una planta herbácea anual de la familia de las Poaceae (gramíneas). Su nombre deriva de la palabra latina “aveo” que significa deseo, por la avidez con que el ganado la come. Se la cree originaria de las regiones templadas de Europa Oriental y los Montes Tártaros, pero se hallaron restos de su consumo en viviendas lacustres de la Edad del Bronce en Suiza y Alemania. 

Mide entre un metro y medio y dos metros. La raíz es fasciculada, amplia y llega a bastante profundidad, a diferencia de otras gramíneas como el trigo y el centeno que apenas sobrepasan el medio metro. El tallo, o mejor dicho los tallos, pues la planta tiene la propiedad de reproducirlos desde su pie o macollo en número de 3 a 6, son gruesos, huecos, con nudos muy marcados y entrenudos cortos. Su período vegetativo total lleva entre cuatro y cinco meses, aunque en las variedades de otoño puede extenderse a seis. 

Las hojas basales envainan el tallo, tienen el limbo largo y ancho, son gruesas y consistentes, de color verde oscuro y ásperas al tacto. Las flores se agrupan en una inflorescencia tipo panícula con 3 o 5 flores por espiga. El grano o cariópside fusiforme es agudo en los extremos, se forma envuelto en las glumelas de la flor y su tamaño varía entre los 25 y 45 milímetros de diámetro por 1 o 2 centímetros de largo. El problema es que no maduran todos al mismo tiempo y eso dificulta la recolección. 

Se adapta a diferentes tipos de climas y suelos porque es una planta vigorosa, robusta y de desarrollo rápido (se la cultiva tanto a más de mil metros de altura como a nivel del mar), se la puede sembrar tanto en invierno como en primavera, pero durante su etapa de germinación y macollaje precisa que no haya grandes variaciones de temperatura a lo largo del día. 

Las variedades amarillas, por su pequeño porte, son aconsejables para el pastoreo de ganado y para la alimentación humana se recomiendan las variedades blancas. Requiere de riego en los primeros tiempos, pero luego puede resultarle perjudicial, sus largas raíces buscan líquido en las napas subterráneas y eso le basta para completar el crecimiento. Su principal enemigo es la niebla, porque el agua que queda depositada sobre ella luego, a la luz del sol, provoca daño en los granos. Las plagas que más le afectan son los hongos y algunos parásitos; la mejor manera de prevenirlos es el tratamiento de las semillas antes de sembrar, mediante sulfataje.

La Pata de vaca

Conocemos por el nombre común de Pata de vaca, y el nombre científico de Bauhinia forficata, a un árbol caducifolio que mide entre 5 y 8 metros, originario de Sudamérica; forma parte de la familia Fabaceae y de la subfamilia Caesalpiniaceae. Tiene una corteza, profundamente estriada, de color gris oscuro. 

Sus ramas verdes, pubescentes y con espinas estipulares (dos por nudo), tienden a inclinarse. Posee hojas pecioladas, bilobadas, palmatinervadas, glabras y de color verde oscuro en el frente que cambian a pubescentes con color más claro en el dorso; los bordes son enteros. 

Florece en verano. Da grandes flores blancas sin aroma que miden más de diez centímetros, se asemejan a las orquídeas (comúnmente se lo conoce como Árbol orquídea), que nacen a veces solitarias y a veces en racimos de a tres; están formadas por cinco pétalos (de bordes ligeramente festoneados) sin soldar y estambres organizados en un par de grupos de cinco con anteras notorias; además cuentan con un estigma bilobulado y un largo estilo. 

Los frutos son vainas semileñosas dehiscentes, de entre 10 y 20 centímetros de largo, que contiene varias semillas oscuras, planas y ovales, de un centímetro de diámetro más o menos. Se lo reproduce mediante semillas y estacas; por sí mismo lo hace mediante la característica peculiar de producir “retoños basales”. No es exigente en cuanto a suelos, pero sí es muy sensible a las heladas. Precisa bastante sol y abundante riego. 

Las plagas no lo afectan demasíado. Su madera es muy útil por ser dura y resistente. Dentro del marco de la medicina no tradicional se asegura que la infusión preparada con sus hojas es diurética y anticatarral; en uso externo se lo conoce también como buen cicatrizante de heridas y efectivo antiséptico. 

El Cardamomo

El comúnmente conocido como Cardamomo, que responde al nombre científico de Elettaria cardamomum, es una hierba perenne originaria de las selvas tropicales del sur de India y de las islas de Sumatra y Sri Lanka. Forma parte de la familia Zingiberaceae. Mide alrededor de cuatro metros. Su parte más preciada son las semillas, que contienen ácidos grasos, aceites volátiles o terpenos y almidón. Es la tercera de las especias de mayor precio, ubicándose detrás del azafrán y la vainilla. 

Recién fructifica luego del tercer año de vida. Prefiere lugares con sombra y zonas de abundantes lluvias; el terreno debe ser blando, con agregado de bastante materia orgánica y con muy buen drenaje. No soporta las sequías prolongadas. La temperatura que más le favorece está entre los 18 y los 22 grados. Las plantas jóvenes deben fertilizarse dos veces al año con compuestos nitrogenados. Cuando adultas se les adiciona también Potasio y Fósforo. Las labores de escardado hay que realizarlas con mucho cuidado debido a lo superficial de las raíces. Las podas sólo son de limpieza. 

De su tallo subterráneo, o rizoma, brotan entre 8 y 20 tallos, algunos no productivos. Tiene hojas grandes, oval-lanceoladas, verdes y de punta acuminada, con bordes ligeramente festoneados. Las flores son blanco-verdosas y tienen vetas de color púrpura. Los frutos son cápsulas dehiscentes, aromáticos, de color verde y forma ovoide, contiene semillas oscuras con un toque rojizo que hay que recoger antes de que maduren (para que no se dispersen al abrirse el fruto), lavarlas y dejarlas secar al sol a fin de que se blanqueen antes de usarlas. 

Dentro del marco de la medicina no tradicional se las emplea, recién machacadas, en infusiones para mejorar la digestión y aliviar los cólicos por su efecto antiespasmódico. En las comidas se las usa para saborizar platos preparados a base de arroz (les confiere un sabor picante) y mezclado con el café (convirtiéndose en un buen tónico cardíaco). 


Se propaga mediante las semillas dejadas a secar en la planta (las que hay que sembrar casi de inmediato pues pierden velozmente su poder germinativo); por división del rizoma en la primavera y, si aún es época de mucho frío, conviene hacerlo en invernadero o en interiores por cualquiera de los dos métodos. 

La peor de sus plagas es el Picudo cholus que mide un centímetro y medio de largo, las larvas se crían en la base del tallo alimentándose de él y provocando que por los agujeros abiertos entre líquido y la planta sea afectada por los hongos; aunque peor se comporta en estado adulto , dado que se alimenta de los frutos aún tiernos interrumpiendo la formación de semillas.

El Acanto

Conocemos por el nombre común de Acanto, y el científico de Acanthus mollis, a una planta herbácea perenne perteneciente a la familia Acanthaceae. Originaria de Asia y África, de allí se distribuyó por toda la costa mediterránea. Crece silvestre a la orilla de las corrientes de agua pues prefiere lugares frescos; forma también parte de la vegetación de los sotobosques. Ronda el metro y medio de alto. Debido a su rusticidad es de fácil cultivo. 

Le agradan las ubicaciones que van desde sol pleno a media sombra. Necesita suelos profundos, ligeros, sueltos, con agregado de arena para permitir un buen drenado, porque hay que regarlo mucho en épocas de calor y cuando hay demasiado viento, que seca la tierra. 

Ornamenta los jardines con su floración veraniega. Las flores son tubulares (blancas, rosadas o púrpuras) y están protegidas por brácteas; se reúnen en estilizadas espigas terminales de un metro de alto, erguidas sobre un fuerte pedúnculo floral; se mantienen mucho tiempo en la planta y si se procede a secarlas luego se las emplea en el armado de arreglos florales.

Las grandes hojas de color verde oscuro miden alrededor de cincuenta centímetros; están profundamente lobuladas y tienen la superficie brillante. Los frutos son cápsulas dehiscentes, contienen cuatro semillas y se lo multiplica mediante ellas en primavera (dejarlas en remojo una noche completa antes de sembrar); también puede hacerse por división de mata en otoño. No soporta bien los trasplantes. 

Su tallo subterráneo, o rizoma, y sus hojas contienen mucílago lo que les confiere propiedades cicatrizantes; se la usa además como astringente y antiinflamatoria. La decocción de las hojas se usa para hacer gárgaras en caso de inflamación de garganta. La especie Acanthus spinosus tiene en sus hojas (que son algo más estrechas) y en las brácteas de las flores espinas muy afiladas. El Acanto es atacado con frecuencia por el Oidio, y los caracoles y babosas lo consideran su alimento preferido.

La Anémona

Damos el nombre común de Anémona, y el nombre científico de Anemone coronaria, a una planta herbácea perenne que no sobrepasa los 30 centímetros de alto y pertenece a la familia de las ranunculáceas. Hay algunas originarias del Mediterráneo y otras de las zonas montañosas de China y Japón. Se conocen en la actualidad cerca de doscientas variedades. 

Posee rizomas tuberosos. Sus hojas divididas están sostenidas por largos pecíolos. Da flores solitarias y bisexuales, radiadas simétricamente, pueden presentarse simples, semidobles o dobles, el diámetro varía entre 5 y 7 centímetros. Los colores van de blanco a púrpura y se han conseguido, a través de cruzamientos, algunas azules (Grupo de cultivos De Caen). Cuentan con entre 5 y 8 tépalos. Según la variedad florece en distintas épocas del año. 

Prefiere los suelos fértiles, ácidos y húmedos, por ello es bueno prepararle un buen sustrato con tierra negra y resaca de río. Si recibe luz solar directa es conveniente que sea sólo de mañana, porque le agrada más la semisombra. A algunas hay que protegerlas de las heladas, aunque muchas de ellas son resistentes al frío. Si está en maceta en el interior necesita bastante humedad ambiente El riego será sin anegamientos. 

Como abono es muy útil la harina de huesos, pero no le favorece el estiércol. Se la multiplica mediante semillas o por división de los rizomas, a éstos conviene guardarlos de una temporada para la otra en arena o turba; y sembrarlas o plantarlos al llegar la primavera. Las plagas que más le afectan son: Los hongos, los pulgones, los gusanos y los caracoles, todas controlables; pero también la atacan virus de los cuales no puede defenderse y se procede a quemarla para evitar la propagación de los mismos. 

De la variedad Anemone hupehensis se ha conseguido un cultivo muy resistente, de gran tamaño (más de 60 centímetros de altura), que florece de continuo durante varias semanas, dando unas hermosas flores blancas. Entre las variedades enanas podemos nombrar a la Amémone nemorosa y la Anémone apennina que se destacan también por su belleza.

Las Fucsias

Hay más de 100 especies de Fucsias, la gran mayoría nativas de Centro y Sudamérica, y las menos de Nueva Zelanda y Haití. Es todo un género que pertenece a la familia Onagraceae. Casi todas pertenecen a climas tropicales y subtropicales pero está también la Fuchsia magellanica, de Tierra del Fuego (en el extremo más meridional de América del Sur, que crece aún con temperaturas extremadamente bajas. 

Es comúnmente un arbusto caducifolio que llega a los 4 metros de alto, aunque en Nueva Zelanda está la Fuchsia excorticata que mide alrededor de 15 metros. Su nombre deriva del apellido del naturalista Leonhart Fuchs. La mayoría de las especies posee hojas lanceoladas opuestas con bordes aserrados que, según en cuáles, pueden ser deciduas o perennes. 

Las flores tienen aspecto de lágrimas y llenan la planta durante gran parte del año, están formadas por 4 largos sépalos y 4 pétalos más cortos; las más comunes tienen sépalos rojos y pétalos púrpura, pero las hay de una amplia gama de tonos de esos dos colores y múltiples combinaciones entre ellos. Las polinizan los colibríes. 

Los frutos capsulares, que miden entre 5 y 20 milímetros, son rojos o púrpura oscuro. Para multiplicarla se eligen esquejes de ramas tiernas sin floración, se colocan en una maceta pequeña hasta que echan raíces, luego se trasplantan a un suelo con buen drenaje abonado con materia orgánica. Si van a ir a maceta preparar ésta con tierra negra, compost, arena o perlita. Para fertilizar se agrega una vez al mes harina de huesos porque irá penetrando poco a poco en los sucesivos riegos; éstos deben ser abundantes ya que necesitan bastante agua. 

Se les realizan podas de limpieza, para eliminar ramas secas o con problemas, brotes de pie (que le quitan fuerza), chupones, ramas excesivas que le sacan simetría, flores y frutos ya caducos; y podas de floración que se realizan mediante pinzado (cortar dejando con al menos dos nudos), de allí saldrán dos brotes nuevos y si volvemos a pinzar de cada uno surgirán otros dos, lo cual aumenta notablemente la cantidad de flores que nacerán después. 

Para clasificarlas se las ha dividido en Secciones que son: 1. Quelusia, 2. Eufuchsia, 2a. Ellobium, 3. Kierschlegeria, 4. Skinnera, 5. Hemsleyella, 6. Schufia, 6a. Jimenezia, 7. Encliandra.

El Césped

Lo que conocemos como césped no es en sí una sola planta sino una asociación de varias, pero todas ellas pertenecen a la familia de las gramíneas: Poaceae. Hay dos tipos de césped, el llamado “suntuario”, para zonas parquizadas cerradas sin acceso al público o bien para jardines con sendas, donde pueda decorar sin ser pisado y el “utilitario” para terrenos con mucho uso. 

Para seleccionar cuáles son las especies más convenientes para incluir en la mezcla debemos tener en cuenta que sean resistentes al tránsito (con raíces fuertes para que no sean arrancados con el roce), al corte, a la escasez de agua, al frío intenso y a las enfermedades; todo ello tendrá que congeniar con el clima del lugar, el tipo de suelo en el que se plantarán, el drenaje que posea y el riego que podrá dársele luego. 

Para climas templados se aconseja el “Ray-grass” o “Ballico”, cuyo nombre científico es Lolium perenne, tiene hojas lisas y anchas de color verde oscuro, germina rápido, es muy resistente y se adapta a todo tipo de suelos (pero prefiere los fértiles, ligeros y húmedos); sus raíces fibrosas llegan a los veinticinco centímetros de profundidad; las semillas son de tamaño infinitesimal y germinan en una semana; al cortarlo se lo debe dejar de unos dos centímetros de alto, y hasta un poco más de ser posible, pues pierde lozanía con cortes más bajos.

También se recomiendan la Agrostis stolonifera que es de crecimiento rastrero, ésta se da mejor en terrenos calcáreos; posee hojas cortas y acuminadas; necesita riego abundante y fertilización periódica; el corte debe ser casi a ras del suelo, dejándola de entre cinco y seis milímetros de alto (sus semillas son todavía más pequeñas que las de la especie nombrada antes) y la Agrostis tenuis de porte enano y rizomas cortos, ambas se hallan en la mayoría de las mezclas de césped fino. 

Otras son: La Festuca arundinacea, una especie rústica, muy resistente y de alto porte (llega a medir un metro), sus raíces alcanzan gran desarrollo lateral y se adaptan a los suelos áridos; las semillas son de mayor tamaño que las de las demás y germinan en un lapso no mayor a siete días; la Festuca rubra commutata especial para ornamento por la calidad de sus hojas, que son finas y erectas, resistente a la sequía y los cortes intensivos, el único suelo que no tolera es el arcilloso y la Festuca rubra rubra, también de tallos rastreros pero más adaptable al frío y a lugares húmedos. 

Una gramínea que da excelentes resultados para la composición de un césped que esté en lugar con sombra (muchos árboles o edificios en las cercanías) es la Poa pratensis, de porte rastrero, con gran resistencia a la sequía y al tránsito intenso (ideal para los campos de golf). 

Ya vimos qué especies se recomiendan para climas templados y ahora nos ocuparemos de las de climas más cálidos, los subtropicales. Las que nombraremos a continuación se caracterizan por soportar la aridez del suelo y también la salinidad. 

El Cynodon dactylon, conocido también como Pasto de las Bermudas, es de hoja fina pero tiene un fuerte y profundo sistema de raíces que se adapta a todo tipo de suelos, prosperando aún en los arenosos y pobres; su único inconveniente es que descansa en invierno para rebrotar en primavera, aunque en combinación con otras gramíneas este detalle pasa desapercibido para el ojo no experto. 

El Pennisetum clandestinum, llamado por todos “Kikuyu”, de hojas gruesas, a pesar de ser una especie agresiva es el más buscado porque forma una masa densa y cubre bien el terreno, es casi imprescindible para los campos en los que se practican deportes intensos. 

El Paspalum notatum o “Hierba Bahía” es de aspecto rústico y apenas necesita mantenimiento; resiste bien la humedad y el calor, adaptándose fácilmente a todos los suelos y, por último, la Zoysia japonica que crece con lentitud pero elimina las malas hierbas sofocándolas e impidiendo su desarrollo indeseado. 

Para conseguir una mezcla perfecta debemos tener en cuenta el lugar en que se sembrará, la cantidad de sol que va a recibir y el tipo de suelo; una muy recomendada, como utilitaria, es la de semillas de Lolium perenne, Agrostis tenuis, Poa pratensis y Festuca rubra commutata; como césped suntuario, es decir poco o nada transitado y de buen ver, es común emplear sólo agrostis y festucas. Recordando que esto no es una ley que no pueda modificarse ya que todo dependerá del medio ambiente; es preferible llevar a cabo pruebas en parcelas pequeñas para ver si los resultados son los que deseamos.

El Ballico

Conocemos por el nombre vulgar de Ballico, o Césped inglés, y por el nombre científico de Lolium perenne, a una de las plantas gramíneas más usadas, tanto para cubrir grandes extensiones de terreno formando parte de la composición del césped como, además, para proveer de forraje a los animales. Las praderas sembradas con él son excelentes para el pastoreo de las vacas lecheras porque es muy nutritivo, casi tanto como la avena, y si se lo siega cuando está muy alto puede ser guardado en silos para tenerlo como reserva en épocas de escasez. 

Es originario de Europa, típico de los climas subtropicales y templados; forma parte de la familia Poaceae, presenta alta resistencia al tránsito pero es algo lento para rebrotar luego de que ser segado. Cuenta con tallos de dos a cuatro nudos, huecos pero fuertes; se lo ubica dentro de las plantas hemicriptófitas porque sus yemas de reemplazo subsisten a ras de tierra. 

Tiene largas hojas glabras de hasta veinte centímetros, acintadas, envainadoras en su base, con el borde entero o finamente serrado, son de color verde oscuro y aspecto brillante por la cara superior y más claras por el dorso. Da pequeñas flores sésiles (de tres a diez), cubiertas parcialmente por glumas lanceoladas, reunidas en inflorescencias de tipo espiga, éstas son sésiles y se ubican de manera alterna sobre un eje central. Se reproduce mediante las semillas contenidas en sus frutos secos indehiscentes (cariópsides) que son de forma alargada, y por división de los macollos. 

Es comestible, los granos se empleaban igual que los de cualquier otro cereal en épocas de hambruna. La germinación no lleva más de una semana; prefiere suelos de neutros a ligeramente alcalinos; es resistente a las bajas temperaturas pero no al calor excesivo, si la temperatura sobrepasa los treinta grados su crecimiento cesa; necesita mucho agua porque sus raíces son superficiales y no llegan a las napas profundas; también se le debe suministrar nitrógeno cada tanto y el corte debe efectuarse una vez al mes para obtener los mejores resultados en cuanto a rendimiento.

El Palo Santo

Recibe los nombres comunes de Palo Santo, o Aralia arbórea , y el nombre científico de Dendropanax arborea, un árbol perennifolio de gran porte que alcanza los treinta metros de alto, con un diámetro de casi un metro en su tronco. Pertenece a la familia de las Araliáceas. Es originario de las zonas tropicales húmedas del hemisferio norte, donde lo hallamos desde el nivel del mar hasta los mil quinientos metros.

Posee una copa redondeada con ramas gruesas que se elevan oblicuamente. Su corteza varía entre el amarillo verdoso y el gris oscuro; es áspera al tacto y presenta fisuras en su superficie, debido a ello es que se desprende con facilidad, su espesor varía entre uno y dos centímetros, tiene un aroma dulzón.

Las hojas son grandes y simples, de 10 por 20 centímetros, glabras y acuminadas, de formas muy variadas y bordes enteros, se ubican de manera alterna en las ramas a las que están unidas mediante largos pecíolos de más de diez centímetros de largo; el cocimiento de las mismas se utiliza para bajar la fiebre. 

Da flores hermafroditas actinomorfas, blancas o amarillas y con tintes verdosos. Aparecen agrupadas en inflorescencias terminales de tipo umbela; están sostenidas por bractéolas y formadas por un cáliz tubular de borde dentado en el que se insertan cinco pétalos y cinco estambres; el ovario es plurilocular. Hay regiones en las que florece a lo largo de todo el año. 

Los frutos son drupas globulares de color rojo que miden un centímetro de diámetro; se oscurecen al madurar y contienen una semilla por lóculo. Estas minúsculas semillas dicotiledóneas son planas y amarillas; las dispersan los pájaros y los murciélagos que ingieren los frutos. Su viabilidad es de apenas dos meses, la germinación es epigea y tarda veintiocho días a partir de la siembra. También se reproduce mediante retoños y estacas de madera joven. 

Es una especie de crecimiento rápido; prefiere los suelos calizos, rocosos o pedregosos y con buen drenaje. Su madera es liviana, de color amarillo claro, tiene múltiples usos dado que es fácil de trabajar y de preservar; se la emplea en tornería, carpintería, embalajes y puede también obtenerse de ella pulpa de papel. Es muy útil en zonas apícolas porque la flor es melífera.

La Poinsetia silvestre

Recibe el nombre de Poinsetia silvestre, o Euphorbia heterophylla, una planta herbácea anual que Linneo clasificó dentro de la familia Euphorbiaceae. Es originaria de Centroamérica donde forma parte de los matorrales xerófilos. Se encuentra diseminada por otras partes del mundo ya que se propaga con facilidad. 

Se ha convertido en especie invasora para los cultivos y se la está tratando de erradicar, pero es dado que es resistente a los herbicidas (incluso a los glifosatos); mezclada entre las plantas de soja provoca que la cosecha de los porotos de éstas pierdan valor por la cantidad de semillas de Euphorbia que vienen mezcladas. También perjudica las plantaciones de maní y las de algodón, donde compite con ellos por el agua, la luz y los nutrientes del suelo. 

Por su buen aspecto se usa como ornamento en los jardines, pero hay que mantenerla controlada. Mide medio metro de alto, su tallo es simple y su savia de consistencia lechosa es altamente tóxica. Las hojas son heterófilas (o sea morfológicamente variadas a diferentes alturas del tallo) y lo que llamamos flores son sólo las hojas superiores que cambian de color; en realidad posee pequeñas flores amarillo-verdosas de corta vida que aparecen en el ápice rodeadas por las hojas coloreadas. 

Los frutos son cápsulas pequeñas. Para que las semillas germinen bien necesitan de altas temperaturas, de veinticinco a treinta y cinco grados, luego de dos semanas muestra raicillas de medio centímetro (una semilla recién se considera germinada cuando sus raíces alcanzan esa longitud o más). 

Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen efectos benéficos en enfermedades del aparato respiratorio tales como el asma y la bronquitis crónica, también se asegura que es anti inflamatoria y que ayuda en casos de constipación.

El Bonetero

Conocemos por el nombre común de Bonetero, y el científico de Euonymus-europaeus a un árbol caducifolio muy ramificado, que mide de tres a cuatro metros de alto. Es miembro de la familia Celastraceae. 

Su corteza es lisa y grisácea en el tronco que mide apenas unos 30 centímetros de diámetro y en las ramas antiguas; las más jóvenes son de color verde. Las yemas son ovoidales y miden alrededor de medio centímetro. 

Tiene hojas sostenidas por cortos pecíolos, que se disponen en las ramillas de manera opuesta en nudos enfrentados. Son de forma oval-lanceolada, acuminadas y su borde está finamente dentado; muestran un verde más oscuro en el frente y más claro en la cara posterior. 

En primavera da flores hermafroditas reunidas en inflorescencias de tipo cima, de nacimiento axilar, formadas por entre tres y siete de ellas; las sostienen pedúnculos de 2,5 centímetros de longitud. El cáliz lo forman cuatro sépalos ovales y romos, soldados por su base que persisten luego en el fruto. La corola consta de cuatro pétalos espatulados y cóncavos, color blanco verdoso. El androceo posee cuatro largos estambres y el gineceo un ovario plurilocular. 

Los frutos, que maduran en otoño, son los que le dan nombre a la planta porque son cápsulas de consistencia carnosa con forma de “bonete”; presentan un hermoso color salmón (entre rosa y anaranjado) y contienen numerosas semillas brillantes rodeadas de un arilo color naranja; se reproduce mediante ellas. 

Necesita suelos profundos y frescos. Lo encontramos en claros dentro del bosque  hasta los 1500 metros de altitud. Prefiere ubicaciones con semisombra y le agradan las temperaturas moderadas ya que es muy débil para enfrentar las heladas. Su madera es de color amarillo muy claro. Con las semillas se fabrican tinturas, pero todo el árbol es tóxico y ninguna de sus partes debe ser ingerida.

Las Spurges

Conocemos por el nombre de Spurges, del género Euphorbia (que contiene unas 2000 especies), a unas atractivas plantas herbáceas anuales o perennes (dependiendo de la variedad) ubicadas dentro de la familia Euphorbiaceae. Las hallamos en todas las zonas templadas del planeta. 

Precisan ubicaciones de media sombra a sol pleno. Son muy resistentes y no necesitan cuidados especiales. Les agradan los suelos mixtos con buen drenaje; en cuanto al riego no se debe permitir jamás que la tierra se vea seca. Miden alrededor de un metro de alto y alcanzan un ancho de 60 centímetros. 

No se propagan por semilla pues las flores son estériles, entonces se realiza una división de mata durante la primavera aprovechando sus rizomas. Los tallos son rojos y, al llegar la primavera, las hojas que están en los extremos cambian de color y se tornan anaranjadas. El resto de ellas son largas, texturadas, opuestas, de color verde oscuro, y tienen bordes dentados. 

Florecen a mitad del verano. Las flores son rojizo-anaranjadas (aunque hay variedades amarillo claro). Como tienen un crecimiento muy vigoroso pueden transformarse en invasivas. Se debe tener cuidado al manipularlas, porque la savia puede producir irritación severa en la piel. 

Si se ingiere también produce trastornos graves; en cantidades adecuadas se la utiliza como purgante, de allí su nombre vulgar que significa “purga”. Las plagas más frecuentes que la afectan son los Nematodos, los áfidos, los hongos y hay bacterias que se ensañan con sus raíces.

La Orquídea abeja

La llamada comúnmente “Orquídea abeja” (por la forma que toma su labelo similar a la de una abeja), que responde al nombre científico de Ophrys apifera, es una orquídea terrestre monopodial silvestre que pertenece a la familia Orchidaceae. La encontramos distribuida por toda la cuenca del Mar Mediterráneo donde haya tierras húmedas, en los claros de los bosques de encinas y en pastizales, por entre los que asoma su regio porte de entre treinta y cincuenta centímetros de alto. 

Tiene una familiar cercana muy parecida que es la Ophrys schulzei que se encuentra sólo en Medio Oriente. Posee un pequeño tubérculo subterráneo que le sirve como reserva alimenticia, de él nacen de cuatro a seis hojas formando una roseta hacia finales del verano; mientras tanto, bajo tierra, se desarrolla otro tubérculo y cuando llega la primavera surge el tallo floral. Sus hojas oval-lanceoladas, casi envainadoras y de color verde azulado; las de la base miden unos 25 centímetros y se acortan a medida que suben en el tallo. 

El gran labelo, distintivo de sus flores, es oscuro, con rayas blancas o amarillas y algunas manchas más claras; lo forman tres lóbulos con finos pelillos en su superficie. Los tres sépalos son blancos, rosados o de color lila. Ese parecido con las abejas hembras es lo que atrae a los machos de esa especie a polinizar la flor. Suele haber hasta nueve flores por planta. 

A una de sus variedades, la Ophrys apifera var. Almaracensis, que tomó sus características diferenciadas debido al hábitat en el que se encuentra (un cerro de terrenos calizos en Almaraz, España), se le ha dado el status de especie protegida, conferido por la Junta de Extremadura, pues se encontraron pocos ejemplares (unos quinientos) y la mutación que muestran es muy importante (sólo a simple vista ya los colores difieren mucho de los originales y, además, se autopoliniza), por ello se las quiere preservar.

El Carayurú

Conocemos comúnmente como Carayurú o Pariri, a una planta cuyo nombre científico es Arrabidaea chica, perteneciente a la familia Bignoniaceae. Es un arbusto trepador que puede llegar a los tres metros de alto, originario de los bosques tropicales de América. En su composición química se han encontrado flavonoides, ácido fenólico, taninos, hierro y antocianinas. 

Sus hojas, que se ubican de manera opuesta en las ramas, están compuestas por tres folíolos de aspecto coriáceo; cada folíolo oval-oblongo tiene la base con forma acorazonada, la punta acuminada y mide unos siete por tres centímetros; presentan un color verde oscuro en el frente y algo más pálido por el revés, sus bordes son enteros. 

Con ellas se preparan infusiones de un fuerte color rojo a las que se les atribuyen propiedades astringentes y anti inflamatorias; aplicadas externamente poseen poder cicatrizante (se ha comprobado en laboratorio que aumenta el cierre rápido de la piel hasta en un 95% porque estimula el crecimiento de los fibroblastos e incrementa la producción de colágeno), desinfectante (en casos de conjuntivitis, por ejemplo) y fungicida (cuando se las emplea en la higiene íntima). 

Se asegura que alivia los cólicos renales y la diarrea; por el hierro que contienen es de gran ayuda para quienes sufren de anemia. Dejándolas fermentar se obtiene un colorante muy utilizado, el cual en la antigüedad servía tanto para efectuar pinturas rituales sobre el cuerpo como para repeler insectos. 

Las flores son tubulares (tienen cinco pétalos unidos por las bases que se separan un poco más allá de la mitad de su largo, presentando entonces los bordes festoneados), de color entre lila y morado (blancas por el lado interno), nacen reunidas en inflorescencias terminales de tipo panícula; el cáliz es verde claro y tiene los sépalos fusionados. Los frutos son capsulares y bivalvos. Se la reproduce por semillas o mediante estacas herbáceas o semileñosas.

Los Abetos

Conocemos como Abetos, o Abies, de la familia Pinaceae, a todo un género de árboles perennifolios con copas en forma de cono. Entre algunas de las utilidades que brindan están el uso de su madera, la obtención de pasta de papel, bálsamos y aceites para la industria medicinal, ornamento de jardines y hasta para alegrar el interior de las viviendas durante la época navideña. 

Para su mejor estudio el género fue dividido en diez secciones: Abies, Amabilis, Balsamea, Bracteata, Grandis, Momi, Nobilis, Oiamel, Piceaster y Pseudopicea, que nuclean a cerca de cincuenta especies. La altura varía según la especie, el Abeto balsámico, por ejemplo, llega a los 16 metros; y el Abeto sp, distribuido por toda Europa y América del Norte supera los 30 metros. 

Otras especies muy conocidas son: El Abies pinsapo distribuido mayormente por la península Ibérica y el Abis cephalonica que se encuentra en la península Helénica, ambas adaptadas a suelos calcáreos; a diferencia de los demás que prefieren suelos profundos y frescos, con abundancia de materia orgánica.

Algunas veces el Picea excelsa es confundido con los abetos, al punto de ser llamado “Abeto rojo”, pero este es un árbol con mayor resistencia a la sequía y a las variaciones de temperatura. Es fácil distinguirlos porque un abeto verdadero exuda de todas sus partes una resina olorosa característica muy identificable. 

Las hojas son aciculadas (con forma de aguja), planas, pequeñas, de color verde oscuro y rígidas. Las flores, o estróbilos, son muy rudimentarias, carecen de cubierta y el polen, transportado por el aire las fertiliza directamente. Los frutos con forma de conos y están formados por brácteas compactas. En una misma planta hay conos femeninos y masculinos. 

Se los multiplica mediante semillas, injertos y esquejes. Prefieren zonas de frescas a frías, con abundantes lluvias. Prosperan a más de mil metros sobre el nivel del mar y a menudo pueden verse las montañas tapizadas de ellos. Durante los primeros años su progreso es lento pero luego crecen hasta un metro por año.

El Bledo

Recibe los nombres comunes de Bledo, o Quelite (con el cual se designa a un gran número de hierbas silvestres comestibles), y el nombre científico de Amaranthus hybridus L., una planta anual de porte recto que ronda el medio metro de alto y forma parte de la familia Amaranthaceae. 

Actualmente crece en todo el continente americano pero se la cree originaria de América del Sur, donde se convirtió en plaga para algunos cultivos pues nace entre ellos y es muy difícil erradicarla. Prefiere los climas de cálidos a templados, crece incluso en los bordes de las carreteras, y se disemina con mucha facilidad desde el nivel del mar hasta los 2500 metros de altitud. 

El tallo ramifica mucho y está surcado por llamativas rayas longitudinales. Sus hojas, de largos pecíolos se ubican de manera alternada; son alargadas, acuminadas , tienen bordes enteros y las nervaduras muy marcadas por el revés; miden de cinco a ocho centímetros de largo por la mitad de ancho. Cuando están frescas y tiernas se las usa como quelite y el resto de la planta sirve como forraje para el ganado. 

Da pequeñas flores hermafroditas de color verde que nacen agrupadas en inflorescencias de tipo verticilo espigado; pueden ser terminales o axilares y suelen medir entre 5 y 10 centímetros; tienen tépalos lanceolados, un ovario superior unilocular y el androceo está formado por cinco estambres de delgados filamentos con anteras bilobuladas. 

Los frutos, una vez secos, son dehiscentes, y se abren transversalmente. Las semillas son circulares y planas, con aspecto brillante; germinan muy rápido y no son exigentes para nada en cuestión de suelos, y consumen menos de la mitad de agua que muchas especies cultivadas. 

Aporta a nuestra dieta vitaminas, minerales, aminoácidos y ácido fólico (que precisamos para fijar el hierro en nuestro organismo), es un excelente alimento. Dentro del marco de la medicina no tradicional se emplea la decocción de sus hojas para aliviar problemas estomacales e intestinales; cuenta con dos componentes denominados amarantín e isoamarantín; en las semillas y raíces están presentes varios esteroles. 

Otro miembro de la misma familia, pero que se caracteriza por poseer espinas, es el Amaranthus spinosus, llamado vulgarmente Quelite de puerco o Quintonil espinoso; y también está el Amaranthus gangeticus que posee hojas de un tono verde rojizo.

El Gymnocalycium baldianum

El cactus que conocemos como “Dwarf chin” y que responde al nombre científico de Gymnocalycium baldianum, es una planta suculenta perenne perteneciente a la familia Cactaceae. Es originario de Sudamérica. Mide alrededor de 20 centímetros. Es muy fuerte y resiste bien hasta las heladas intensas. 

Da flor rápidamente y su cultivo no presenta dificultades. Tiene aspecto achatado y globoso, su color varía entre el gris amarronado y el verde azulado. Se lo propaga mediante semillas o por división del tallo o de los tubérculos. Necesita mucho sol pero también puede tolerar algo de sombra. El riego debe ser moderado durante el verano y muy escaso en invierno. 

Usar como fertilizante alguno rico en potasio y aplicarlo cada dos semanas en los meses cálidos, nunca nitrogenado. A partir de su primer año de vida, en la primavera, da grandes flores blancas, rosas, anaranjadas o rojas; los estambres son de color púrpura y las anteras y el estigma amarillos. 

Sus espinas (u hojas modificadas) son muy filosas y hay que manejarlos con cuidado; son cortas y se agrupan de a 5 o de a 7, en forma de estrella, curvadas hacia el tallo; su color varía entre marrón o gris muy claros, lo que las hace parecer blancas. 

Los frutos son verdes y dehiscentes. Sirve tanto para ser cultivado en jardines rocosos como en macetas. Suelen atacarlo los hongos si el suelo no contiene arena y no cuenta con buen drenaje. Para otras plagas basta con hacerle un tratamiento preventivo con un insecticida de amplio espectro antes de que comience la floración.

El Tung

Damos el nombre de Tung o Vernicia fordii, a un árbol caducifolio originario de China, perteneciente a la familia Euforbiaceae. Es de porte mediano y ramifica a partir de poca distancia del suelo, su fina corteza es de aspecto liso. Sus hojas son pecioladas, alternas, las primeras son trilobuladas y las definitivas tienen forma acorazonada, en su cara superior presentan un tono verde claro y en la posterior un verde rojizo. 

Las pequeñas flores, de entre 2,5 y 3 centímetros de diámetro, de color blanco con tintes rosados o amarillos, con cinco pétalos, aparecen reunidas en inflorescencias de tipo corimbo; habiendo en cada una pocas flores masculinas y muchas femeninas, la proporción es casi siempre de setenta a una. 

Los frutos son drupas indehiscentes, casi esféricas, de color verde al principio y marrón oscuro al madurar. Miden entre 5 y 6 centímetros. Contienen de 4 a 6 semillas grandes y parduzcas de las que se extrae un aceite muy buscado que se usa como componente de pinturas y barnices. Un árbol maduro, de tamaño medio, produce por cosecha entre 50 y 100 kilogramos de frutos, la mitad del peso lo constituye la cáscara y el resto son semillas. 

Necesita veranos cálidos y húmedos para prosperar. La calidad de suelos aptos para su cultivo está entre los arenosos y los predominantemente ácidos y ricos en materias orgánicas, pero no soporta los alcalinos. Las semillas al año pierden su poder germinativo. Es bueno también quitarles la cáscara antes de sembrarlas porque les lleva bastante tiempo germinar, entre dos semanas y un mes. Hay que evitar el riego excesivo en esta etapa. 

Sembradas en almácigo se ubican a unos 25 centímetros entre sí; recién se trasplantan pasados diez meses. Todo ese tiempo habrá que protegerlas del calor fuerte y del frío intenso mediante enramadas sostenidas sobre ellas a más de un metro y medio de altura. En siembra directa en el terreno de cultivo se deberán introducir dos o tres semillas por hoyo y luego se dejará la plántula que mejor aspecto tenga, descartándose las otras. 

A los cuatro años la planta comienza su producción comercial; conviene dejar los frutos en el árbol pues caerán solos al madurar y allí se efectúa la recolección. Hay quienes la hacen cuando aún no han caído pero su color denota madurez, los embolsan y colocan las bolsas bajo paja. De todas maneras, luego de cualquiera de los dos métodos de cosecha, hay que proceder al descortezado del fruto para dejar al descubierto las semillas, que luego pasarán al zarandeado para quitar todo vestigio de elementos extraños. 

La producción aumenta progresivamente hasta el décimo año, se mantiene constante unos veinte años más y hacia los treinta comienza a declinar. Antiguamente en China la extracción del aceite se hacía tostando previamente las semillas a fuego directo y machacándolas luego entre piedras. Actualmente se utilizan prensas hidráulicas. 

Mediante el prensado en frío se consigue el denominado “aceite blanco” y con el prensado en caliente se obtiene el “aceite negro”. Las tortas resultantes de la extracción no pueden dársele al ganado pues son tóxicas, se las usa como combustible y para fabricar “negro de humo”, que es la materia prima para la elaborar la conocida “Tinta China”.

La Alcaravea

Conocemos comúnmente como Alcaravea, o Carum carvi, a una planta herbácea bienal originaria de Eurasia. Forma parte de la familia Apiaceae. Mide alrededor de un metro de alto. Crece de manera silvestre en la alta montaña sobre praderas húmedas. 

Posee hojas bipinnadas de color verde claro y un largo tallo floral que sostiene, en la primavera, diminutas flores blancuzcas de cinco pétalos reunidas en inflorescencias de tipo umbela. Sus frutos son aquenios elipsoidales de medio centímetro de largo, con líneas longitudinales de un tono más claro; se los utiliza como condimento en las comidas. 

Las semillas son ovales y acuminadas en ambos extremos, tienen un tono marrón tan oscuro que parece negro. Su raíz fusiforme posee un sabor y un aroma muy similares a los del apio y la zanahoria, puede consumirse hervida. En la industria de la Perfumería se emplea la Alcaravea para aromatizar jabones y lociones. Con su aceite esencial se perfuman bebidas y productos de pastelería. 

Dentro del marco de la medicina no tradicional se preparan con ella infusiones para estimular la digestión y evitar los gases, propiedades similares a las del hinojo y el anís. Contiene en su composición química flavonoides, lípidos y proteínas. Fueron los médicos árabes quienes difundieron su uso en Europa a partir del siglo XIII. 

Se la puede reproducir mediante semillas en la primavera, ubicándolas en hoyos poco profundos distanciados unos treinta centímetros; las mismas germinarán en dos o tres semanas. Para prosperar necesita terrenos calcáreos con muy buen drenaje. Precisará abonos con Nitrógeno si el suelo no tiene suficiente, pero sin excesos dado que crecería con rapidez pero produciría menos cantidad de simiente. 

Las plantas se cosechan antes de que alcancen la madurez total, cortando los tallos a ras del suelo; se los reúne en haces y se cuelgan a la sombra para que se vayan secando; debe rodeárselos con una bolsa para que las semillas caigan dentro.

El Cedrón

El conocido comúnmente como Cedrón, y por los nombres científicos de Aloysia citrodora o Aloysia triphylla, es un árbol o arbusto caducifolio que pertenece a la familia Verbenaceae y tiene como característica principal el aroma a limón que emana. Es originario de América del Sur y mide entre 3 y 8 metros de alto. 

Tiene tallos que van de subleñosos a leñosos. Las hojas son largas y acuminadas, oval-lanceoladas, de color verde claro y están sostenidas por pecíolos que pueden medir cerca de 7 centímetros. Las flores son muy pequeñas, blancas, rosa pálido o blanco-violáceas, nacen reunidas en espigas terminales de más de diez centímetros de largo; la corola tiene forma de campana.

Los frutos son drupas biloculares con una semilla por lóculo; se reproduce a través de ellas o mediante esquejes, éstos se obtienen de ramas a las que se les quitaron las hojas, estas varas pueden plantarse bajo techo durante el invierno y cuando ya enraizaron se las lleva al lugar definitivo en primavera, cuando haya pasado el peligro de heladas. 

Se cultiva en los jardines con fines ornamentales. Prefiere las temperaturas altas; cuando hiela pierde las hojas pero continúa en pie gracias a la fortaleza de su madera. Hay que ubicarlo algo alejado de las otras plantas porque necesita mucha energía y las que estén cerca se verán perjudicadas. Requiere de suelos algo consistentes, sueltos, profundos y permeables. 

Si se lo sitúa en lugares bien soleados se verá favorecido pues hará una mejor fotosíntesis y una buena acumulación de aceite esencial, denominado Citral; en ubicaciones sombreadas se nota una merma notable en la cantidad de principios activos. El viento tampoco le favorece porque acelera la evaporación de los aceites.

El riego debe ser parejo en todas sus etapas de crecimiento, evitando los excesos para evitar que se pudran las raíces. Para fertilizar se debe tener en cuenta que si aplicamos Nitrógeno, éste ayudará al aumento del follaje y si aplicamos fósforo mejorará la calidad de flores y frutos. 

La infusión preparada con sus hojas posee propiedades antiespasmódicas y por ello se la recomienda en casos de dolor de estómago o molestias por dispepsia. También contienen melatonina, que es un relajante natural que induce al sueño. Se recolectan cuando alcanzan su máximo desarrollo y se ponen a secar a la sombra, colocándolas sobre bastidores, en un espacio bien ventilado.

La Brachicome

Recibe el nombre común de Brachicome, y el nombre científico de Brachyscome iberidifolia, una planta herbácea anual originaria de Australia, miembro de la familia Asteraceae. Mide alrededor de cuarenta centímetros de alto. 

Se la emplea como ornamento en los jardines y en tiestos o macetas colgantes por la cantidad de flores suavemente perfumadas que da durante la primavera y el verano; éstas tienen lígulas de un hermoso color azulado y la variedad más común es la conocida como “Blue star”, o Estrella azul; las hay también en tonos rosa y violeta, la inflorescencia central es generalmente amarilla. 

Prefiere ubicaciones con mucho sol, bastante humedad ambiente y temperatura templada, es muy sensible a las heladas. El riego debe ser moderado, no debe verse la tierra seca ni tampoco hay que anegarla. Precisa suelos ligeros, mezcla de arena y turba, abonados con mantillo de hojas; un abono líquido le será proporcionado bisemanalmente mientras está creciendo. Sus hojas pinnatífidas están divididas en varios segmentos. 

Para conseguir que adopte una forma redondeada habrá que efectuar podas de pinzamiento y rejuvenecimiento, eliminando con las primeras los nuevos brotes que surgen en lugares no deseados y las segundas para eliminar ramas y hojas rotas o secas, también las flores que se van marchitando. Se adapta a terrenos arenosos y arcillosos, siempre que tengan buen drenaje.

Es relativamente fuerte, aunque la Mosca blanca suele ensañarse con ella, pero un buen rociado de las hojas con agua jabonosa antes de la estación seca será un buen preventivo, también los insecticidas sistémicos pueden ayudar. Se la multiplica mediante semillas y esquejes, éstos al cabo de quince días ya muestran raicillas.

La Campanilla amarilla

Recibe el nombre vulgar de Campanilla amarilla y el nombre científico de Kirengeshoma palmata una planta herbácea perenne rizomatosa con tallos rectos y angulares originaria de Asia, que forma parte de la familia Saxifragaceae. No sobrepasa los sesenta centímetros de alto cuando crece silvestre en terrenos húmedos, pero cultivada se han conseguido ejemplares de mayor tamaño. Se acostumbra verla en los jardines acompañada por Hydrangeas y Gencianas. 

Da flores bisexuales amarillas, similares a campanas alargadas, a veces atrompetadas, que se reúnen en inflorescencias cimosas, que pueden ser tanto terminales como axilares; los largos tallos que las sostienen son fuertes pero de apariencia grácil y se mueven con la brisa cuando están cargados de capullos esféricos, antes de que los cinco pétalos, que están recubiertos por una sustancia que destella al reflejar la luz y les da apariencia cristalina, se desenvuelvan y se alarguen. 

En épocas de sequía hay que duplicar el riego porque de otra manera la floración será escasa y hasta nula. Posee numerosos estambres con anteras rebosantes de polen blanco. El cáliz es verde y lo conforman cinco sépalos acuminados soldados. El fruto es una cápsula carnosa dehiscente. Las semillas son planas y aladas. 

Las hojas basales, que surgen del tallo subterráneo, o rizoma, desaparecen cuando da flor; son acorazonadas y se agrupan en forma de roseta; los tallos florales, en cambio, tienen hojas pecioladas con forma de palma, similares por su aspecto a las de los Arces, pero color verde intenso, al formarse los frutos se vuelven doradas.

Las condiciones ideales para esta planta son los climas templados y los suelos profundos ricos en humus, no alcalinos. Mediante la aplicación de fertilizantes líquidos se consigue que de mayor cantidad de flores. Si la mata crece mucho hacia los lados podemos dividirla, esto se lleva a cabo perfectamente en primavera y otoño.

La Milhojas acuática

Recibe los nombres comunes de Milhojas acuática, o Cola de zorro acuática, y el científico de Myriophyllum aquaticum, una planta perenne que pertenece a la familia Haloragaceae. Es originaria de las zonas tropical y subtropical de Sudamérica. 

En su hábitat natural se la encuentra en los valles profundos y húmedos que poseen aguas estancadas, lagos o zonas pantanosas; algunas veces se expande hasta el límite de los bosques, allí donde encuentre arroyuelos o riachos. 

Mide unos treinta centímetros de alto. Su uso se ha difundido mucho porque luce muy bien en los estanques y acuarios y ayuda a su oxigenación. No necesita mucha luz, prefiere sombra y semi sombra, por ello es bueno que tenga árboles cerca que filtren el sol que recibe. Tiene tallos erguidos en los que sus hojas verdes, estipuladas, de aspecto plumoso, se disponen de manera verticilada. 

Cuando las aguas comienzan a calentarse, en la primavera, da diminutas flores actinomórficas blancas (reunidas en espigas axilares de alrededor de cinco ejemplares) que son mayormente femeninas; pero esto no impide que se reproduzca porque lo hace asexualmente mediante fragmentos que enraízan con facilidad; por ello hay que mantenerla controlada para que no se torne invasiva. En su lugar de origen hay larvas de insectos que se alimentan de ella pero no en los lugares donde se la ha adaptado. 

Los pétalos se alternan con los sépalos, que forman un cáliz persistente luego en el fruto, que es una drupa indehiscente; los estambres tienen filamentos cortos y anteras basifijas que suelen ser lineares u oblongas; las minúsculas semillas están recubiertas por una fina piel y poseen un embrión cilíndrico rodeado de albumen blanquecino.

La Aechmea

Conocemos por el nombre de Aechmea a todo un género, con más de ciento cincuenta especies, que pertenece a la familia Bromeliaceae. Forman parte de la vegetación típica de la costa atlántica tropical y subtropical de Sudamérica. Se las emplea como ornamento por su exótica belleza, por su resistencia y por el poco cuidado que demandan. Miden entre 50 y 80 centímetros. 

Se las puede cultivar en macetas, y en el interior de las viviendas en habitaciones bien iluminadas, pues necesitan bastante luz solar; no hay que olvidar pulverizarlas cada tanto, porque si no lo hacemos sus hojas se arrugan y terminan secándose. Se las debe poner a resguardo en las épocas de baja temperatura dado que no soportan las heladas. 

Precisan suelos sueltos, con algo de turba, corteza de pino y mantillo; y un muy buen drenaje pues el mayor riesgo que corren es el de la pudrición de los tallos por exceso de irrigación. Sus hojas, largas y lanceoladas, se disponen en forma de roseta envainándose entre sí; son rígidas, con aspecto coriáceo y algunas veces presentan bordes serrados; de ellas deriva el nombre de la planta que significa en griego “punta de lanza”. 

Sus pequeñas flores se reúnen en una inflorescencia de tipo espiga que brota del centro de sus hojas modificadas, o brácteas imbricadas de colores vivos, las más de las veces rosa. Para reproducirlas se sacan con cuidado los vástagos laterales que van naciendo en su base colocándolos en recipientes adecuados, enraízan rápido estando en un ambiente cálido y húmedo. 

Con el cuidado adecuado al año siguiente ya darán flores. Si se la multiplica por semilla la primera floración se producirá recién pasados cuatro años. Durante su desarrollo se abonan cada quince días con algún fertilizante soluble en agua y el riego se debe efectuar desde arriba y nunca en el sustrato, pues así es como lo reciben los días de lluvia, que es cuando acumulan agua en los cuencos que se forman entre sus hojas. 

La sequía atrae a sus principales plagas, las cochinillas, los pulgones y la Arañuela roja, por eso tampoco deben estar expuestas a corrientes de aire que secan mucho el ambiente. Para conservar mejor la humedad se puede colocar su contenedor sobre una bandeja con restos de macetas de cerámica rotas o piedras de arcilla bien humedecidas.

La Cica gigante

La conocida como Cica gigante, que responde al nombre científico de Encephalartos altensteinii, es originaria del Sudoeste de Africa, es de lento crecimiento pero su vida es larga. Pertenece a la familia Zamiaceae. Su uso es ornamental, pero está clasificada como vulnerable; no llegando aún a ser especie en peligro de extinción pero sí especie protegida. Por ello muchos ejemplares están siendo criados en jardines botánicos de todo el planeta, para preservarla. 

Su hábitat natural se encuentra en las pendientes costeras pedregosas; las hay también en los valles y en los bosques de árboles de hoja perenne, pero en menor cantidad. Crece a un promedio de dos centímetros y medio al año. No tiene plagas reconocidas. 

Su nombre deriva del griego y significa “pan en la cabeza”, debido a la práctica de quitarles la piel a los tallos y enterrarlos durante dos meses antes de amasarlos para convertirlos en un pan que se cocinará luego sobre brasas; durante esos dos meses bajo tierra pierde todas las toxinas que contiene, las que harían peligrosa su ingestión. 

Las hojas miden unos dos metros y medio de largo y están formadas por numerosos folíolos rígidos y acuminados terminados en una espina, juntas forman una apretada corona en lo alto. El tronco tiene apariencia de madera en el exterior, aunque en su interior es blando, lo protegen los restos de las ramas que caen y dejan su base fijada en él. 

Al llegar a la madurez reproductiva surgen de dos a cinco conos femeninos o masculinos. Los femeninos son grandes, verde-amarillentos y tienen forma de huevo, semejando una piña hasta en su coloración. Los masculinos son de menor tamaño y cilíndricos. 

Las semillas que producen son grandes y están recubiertas por una fina piel rojiza, tienen una vida muy corta y se disecan naturalmente. Los pájaros al comerlas las propagan pues la parte interna no se disuelve en sus aparatos digestivos y cuando las defecan en un lugar propicio germinan. Se está intentando su cultivo en macetas y contenedores; necesita tierra bien fertilizada y con buen drenaje; el riego debe ser abundante. 

Resisten ante la falta de agua pero está comprobado que las que reciben un riego regular se ven más saludables y tienen hojas más grandes. En zonas de mucho calor, donde el sol es intenso, pueden quemarse los folíolos, por ello se recomienda ubicarlas a la sombra o media sombra. Es aconsejable rodear la base con “mulch” o “compost”, al menos una vez al año; además se la debe fertilizar dos veces durante el verano.

El Boldo

Damos el nombre común de Boldo, y el científico de Peumus boldus, a un árbol dioico perenne de porte medio originario de América del Sur (donde se lo encuentra en los bosques costeros) que puede llegar a medir hasta diez metros de alto, aunque su crecimiento es muy lento. Es miembro de la familia Monimiaceae. 

Necesita luz solar plena y suelos algo ácidos; no resiste los fríos intensos. Podemos multiplicarlo mediante semillas pero es más común emplear esquejes de madera joven. Se lo cultiva por su corteza que es rica en tanino, para el curtido de cueros; por su aceite esencial rico en eucaliptol y ascaridol; y también por la “boldina”, un fuerte alcaloide que produce, que posee propiedades colagogas y diuréticas. 

Posee hojas enteras, opuestas, con forma oval y cortos pecíolos; son muy aromáticas, el perfume recuerda al alcanfor y su sabor es algo amargo; de aspecto coriáceo y color verde intenso en el frente y más claras y pubescentes en la cara posterior. Una vez recolectadas y tras su posterior secado las hojas se vuelven quebradizas, por lo que hay que envasarlas cuidadosamente; con ellas se preparan infusiones contra las molestias producidas por la vesícula, la dispepsia y las afecciones hepáticas. 

Se recomienda a las personas que quieren perder peso, porque ingerido como té desinflama actuando sobre la mucosa gástrica y a la vez, debido a su acción diurética, depura el organismo eliminando las toxinas, tres tazas diarias bastan para sentirse mejor. En uso externo, como emplasto, calma los dolores reumáticos y la neuralgia. 

Florece entre finales del invierno y comienzos de la primavera, sus pequeñas flores blancuzcas aparecen reunidas en inflorescencias de tipo racimo. Comúnmente tienen siete pétalos de no más de un centímetro; las flores masculinas tienen a modo distintivo varios estambres muy curvados. Deben cultivarse en la cercanía ejemplares femeninos y masculinos para que la polinización, efectuada por los insectos, se lleve a cabo con éxito. Los frutos son drupas verdes esféricas, comestibles y muy nutritivas, miden cerca de dos centímetros de diámetro y tienen un dulce sabor.

La Yuca

Conocemos como Yuca, o Yucca, a una planta perenne miembro de la familia Agavaceae. Es originaria del Norte y del Centro de América. Sus hojas de color verde oscuro, alternas, sentadas, de forma lanceolada y con espina terminal de color oscuro, miden de 50 a 80 centímetros de largo. Como son fibrosas se las utiliza para fabricar cuerdas y también en cestería. Nacen de su tallo subterráneo o rizoma. 

Florece en el verano; sus flores hermafroditas, de unos 3,5 centímetros de diámetro, tienen forma de farolito acampanado, son pediceladas, péndulas, blancas o color crema, se reúnen en inflorescencias tipo panícula de más de un metro de alto. Si bien por el gran tamaño que suele alcanzar se la considera planta de exterior, también puede ser cultivada en el interior de una vivienda. 

Los tallos y los frutos son comestibles. Siendo una especie rústica adaptada a climas desérticos (en las costas marítimas se las ve sobresaliendo erguidas en los médanos o dunas) no precisa mucho riego, una vez por semana le es suficiente. 

Su sistema de polinización es un ejemplo de mutualismo dentro de la naturaleza, las llamadas “mariposas de la yucca” llevan el polen del estambre hasta el estigma depositando al mismo tiempo sus huevos en el ovario vegetal, allí nacerán sus crías que se alimentarán de las oscuras semillas, pero dejando suficientes para que la planta pueda continuar reproduciéndose. 

El fruto es una cápsula verde que se torna marrón al madurar, mide 8 centímetros de largo por 4 de ancho. Se la multiplica en primavera mediante semillas o por división de los macollos. En climas húmedos, con gran cantidad de precipitaciones se le pueden presentar problemas en las raíces a causa de los hongos, por ello antes se sembrar o trasplantar se debe aplicar un fungicida sistémico. Para prevenir cochinillas y áfidos, antes de la floración, conviene usar un insecticida de espectro amplio.

Las variedades más utilizadas para ornamentar jardines son la Yucca gloriosa, y la Yucca gloriosa “variegata” de hojas con bordes más claros; pero hay otras que también se pueden domesticar como la Yucca brevifolia, la Yucca glauca (por su alto contenido en saponinas, se la denomina jabón vegetal) y la Yucca intermedia. Lucen igual de bien en rocallas como en macetones. Necesita suelos sueltos y arenosos, ubicaciones a pleno sol y en zonas de inviernos fuertes se la debe resguardar al bajar demasiado la temperatura.