El Chagual

Recibe el nombre común de Chagual y el científico de Puya chilensis, una planta perenne perteneciente a la familia Bromeliaceae originaria de las zonas áridas de Chile, donde se la encuentra entre los trescientos y los mil metros de altitud. Es de lento crecimiento y tarda años en dar la primera floración. Mide de dos a cuatro metros. 

Tiene largas hojas paralelinervadas, de alrededor de un metro de largo por unos cinco centímetros de ancho, dispuestas en forma de roseta, con espinas muy agudas en los bordes; presentan color verde oscuro en el frente y verde grisáceo por debajo. 

Florece en primavera. Sus hermosas flores amarillo-verdosas tienen forma entre tubular y acampanada; las componen tres sépalos y tres pétalos (los seis de textura cerúlea y casi indiferenciados), seis estambres con anteras verticales basifijas y polen rojizo y un estigma que sobresale entre ellos. Nacen agrupadas en inflorescencias de tipo panícula (formadas a su vez por racimos de entre quince y veinticinco ejemplares) sostenidas por fuertes escapos florales cilíndricos. 

Los frutos capsulares son dehiscentes y con tres carpelos; contienen semillas que disemina el viento gracias a un ala membranosa que poseen; éstas germinan con facilidad y los ejemplares jóvenes bien pueden ser utilizados como plantas de interior por su aspecto estilizado, aunque teniendo cuidado con sus espinas. También se la puede multiplicar mediante división. 

Si está ubicada en el exterior hay que protegerla de las heladas. Precisa suelos sueltos y aireados, con buen drenaje, pues si se acumula agua en su base aparecerán hongos. Tolera algo de sombra pero prefiere estar a pleno sol. Hay que regarla con moderación. Resiste largos períodos de sequía. Dentro del marco de la medicina no tradicional se le reconocen propiedades emolientes y astringentes. De los tallos se sacan fuertes fibras para fabricar sogas y esteras. Las hojas más jóvenes y tiernas se consumen como ensalada.

El Anchico blanco

Conocemos vulgarmente como Anchico blanco, y por el nombre científico de Albizia niopoides, a un árbol monoico muy extendido por gran parte de Sudamérica, derivado del Albizia julibrissin originario de Asia. A su vez se divide en dos variedades, Albizia niopoides niopoides (con inflorescencias pubescentes), que es la más extendida y Albizia niopoides colombiana (con inflorescencias glabras), que como su nombre lo indica es endémica de Colombia; a ambas se las encuentra desde el nivel del mar hasta los mil trescientos metros de altitud. Pertenece a la familia Fabaceae (Leguminosae). 

Mide alrededor de treinta y cinco metros; su tronco es cilíndrico y recto, de unos ochenta centímetros de diámetro; la corteza es clara, lisa y resbaladiza, al pasar la mano por ella se desprende un polvillo blanco de aspecto similar a la harina. El nombre que le daban en lengua guaraní, que hablaban los nativos de la región, es Yvyraju; siendo “yvyra” el término empleado para árbol o madera y “ju” el sinónimo de amarillo o amarilla. Posee ramas dicotómicas, bifurcándose la principal en otras dos bastante parejas en tamaño y grosor. 

Tiene hojas bipinnadas (con de ocho a catorce pares de pinnas y cada pinna con unos cincuenta pares de folíolos) que se disponen de manera alterna en las ramas; la cara superior de los folíolos es verde brillante y la inferior más clara y pubescente. Da flores pequeñas y amarillentas muy atractivas para las abejas. Los frutos son legumbres planas de color castaño claro y alrededor de diez centímetros de largo; las semillas, entre cinco y diez, pueden ser redondas, ovales o arriñonadas; conservan su poder germinativo por un año. 

Este bello árbol es empleado como ornamento en los jardines, sus hojas (como las de la mayoría de las leguminosas) brindan buen forraje para el ganado, su madera aunque es blanda se usa para confeccionar cajones y sirve tanto para hacer pasta de papel como para leña, aunque tiene un fuerte aroma que puede impregnar la comida que cocinemos con ella. Es una especie ideal para reforestar zonas que fueron dañadas. Necesita ubicaciones con sol pleno y suelos profundos con buen drenaje.

La Aulaga

Damos los nombres comunes de Aulaga, o Brezo de verano, a una planta siempreverde de porte arbustivo, originaria de Europa, que ronda el medio metro de alto. Recibe el nombre científico de Calluna vulgaris, antes Erica vulgaris (pero se diferencian una de otra por su corola y su cáliz, puesto que Calluna tiene cuatro pétalos y cuatro sépalos en lugar de cinco); forma parte de la familia Ericaceae. Se la emplea como ornamento en los jardines. 

La sostiene una gruesa y fuerte raíz principal con numerosas raicillas secundarias; las ramas son erguidas y de tono marrón-rojizo. Su abundante follaje lo conforman hojas verdes muy pequeñas dispuestas en pares opuestos (las de Erica vulgaris son más grandes y se disponen en verticilos). En verano da hermosas flores rosadas reunidas en inflorescencias terminales de tipo racimo que atraen mucho a las abejas y la miel que producen con ese néctar es muy apreciada. 

A diferencia de Erica, que florece en invierno o primavera, Calluna a veces presenta flores dobles con ocho pétalos ovales. Están sostenidas por finos pedicelos. Los frutos son capsulares y cuentan con cuatro lóculos que contienen una gran cantidad de semillas diminutas. 

Dentro del marco de la medicina no tradicional se la considera un depurativo natural (liberadora de toxinas) y se le confieren propiedades diuréticas (elimina cálculos renales), antiinflamatorias, astringentes, antisépticas y sedantes (para controlar los nervios y la ansiedad). Se dice, también, que bebiendo una tisana diaria se combate la anemia, puesto que ayuda a absorber el hierro. 

No exige muchos cuidados; sólo precisa ubicaciones a pleno sol y poco riego, dado que el exceso de humedad en sus raíces hace que los hongos la ataquen, por ello el suelo donde esté deberá contar con muy buen drenaje; es ideal para conformar rocallas. Podemos propagarla mediante semillas y esquejes; fuera de su hábitat natural suele tornarse invasiva.

El Cocotero

Se conoce como Cocotero, y por la denominación científica de Cocos nucifera, a una palmera monoica miembro de la familia Arecaceae. Mide más de veinte metros y su característica más sobresaliente es el fruto que produce, el cual recibe el nombre de Coco. Se la considera originaria de las islas del Océano Pacífico, pero está ya distribuida por todas las playas marítimas comprendidas entre el Ecuador y los Trópicos.

Vive de 50 a 90 años; comienza a florecer recién a los ocho, aunque hay especies enanas que viven la mitad de ese tiempo y florecen a los cuatro años. La producción media anual es de unos 100 a 150 frutos por planta. 

El tronco, de medio metro de circunferencia, tiene tendencia a inclinarse. Hacia el ápice se va angostando y allí nacen las hojas, en la yema terminal; éstas son grandes, de color amarillo verdoso, pinnadas (con folíolos de aspecto coriáceo de unos 50 centímetros o más) y alcanzan generalmente los tres metros de longitud, pudiendo emitir por año una docena o docena y media de ellas, se las utiliza trenzadas para la confección de cestas y sombreros. 

Las flores femeninas y las masculinas se reúnen en la misma inflorescencia paniculada axilar, una bráctea que recibe el nombre de espata las protege. La polinización puede ser efectuada por los insectos o por el viento. Las flores masculinas en los cocoteros de gran porte se abren antes que las femeninas, pero en los cocoteros enanos la apertura es simultánea y así tienen mayor posibilidad de autofecundación. 

Los frutos son drupas ovoidales de cerca de 30 centímetros de largo y un peso de alrededor 2 kilogramos. Están recubiertos de fibras y tardan más de un año en madurar. Su pulpa blanca fresca es comestible; ya seca y rallada se la emplea en repostería.

El coco es una semilla muy resistente y cuando cae al mar es transportada a lejanos lugares en los que termina germinando. Requiere de lugares con mucho sol (no tolera sombra ni semisombra), alta temperatura, elevada humedad ambiente (más de 60%) y suelos de preferencia arenosos y con napas de agua superficiales (aunque sean salinas). 

Admite fertilizantes fosforados; necesita además nitrógeno, potasio, calcio y cloro; pueden ser aplicados dos veces al año, antes de la época lluviosa y al finalizar la misma. Para reproducirlo se entierran los cocos frescos, sin quitarles la cáscara, en un lugar con humedad constante y en dos o tres meses brotan. 

Sus raíces son fasciculadas, las primarias se encargan de fijar la planta al suelo y absorben agua y las terciarias, derivadas de las secundarias, son las que extraen las nutrientes del entorno. Su madera se emplea en la construcción; la savia puede consumirse fresca o dejándola fermentar para que se transforme en “vino de coco”.

De la pulpa seca (que recibe el nombre de “copra”), la cual contiene un elevado porcentaje de lípidos, se obtiene un aceite con el que se elaboran margarina y jabón (es la especie más importante en cuanto a producción de grasas vegetales). Con las fibras que rodean al fruto se confeccionan cuerdas y haciéndole una incisión o abriéndolo al medio puede beberse el agua de coco que conserva en su interior, aproximadamente un cuarto litro de néctar. El coco aporta a nuestra dieta hidratos de carbono, calorías, grasas, fibra, magnesio, potasio, ácido fólico y vitaminas C y E.

La Mandioca

Damos el nombre común de Mandioca, y el nombre científico de Manihot esculenta, a un arbusto perenne que puede alcanzar hasta dos metros de alto, perteneciente a la familia Euphorbiaceae, originario de las Américas Central y del Sur. Es un cultivo milenario. 

Se cultiva como anual para aprovechar sus raíces, las que contienen gran cantidad de almidón con efectos benéficos para el consumo humano, si se las deja más tiempo se endurecen demasiado y ya no sirven para tal fin. 

Es una especie rústica y no necesita de muchos cuidados. Le agradan las ubicaciones a pleno sol y con bastante humedad, aunque no resiste el encharcamiento del terreno. Al extraerlo, en la época de cosecha, se obtienen también esquejes para propagarlo, dado que mediante semillas no se consiguen los mismos resultados. Crece muy poco durante los primeros meses por lo que hay desmalezar bien a su alrededor para evitar que las malas hierbas lo agoten. 

Tiene grandes hojas verdes que cuentan con entre tres y siete lóbulos y se ubican en la parte superior de los tallos, en apariencia son similares a las del ricino. Las flores, agrupadas en racimos axilares, son pequeñas e inconspícuas, su color fluctúa de blanco-verdoso a violeta. Los frutos son cápsulas triloculares redondeadas (dehiscentes al madurar), con una semilla (oval, de color marrón claro y moteada de negro) por lóculo. 

Sus raíces tuberosas comestibles son alargadas y de forma oblonga; las recubre una piel de consistencia leñosa que hay que quitarles; la pulpa es firme y consistente y su color varía de blancuzco a amarillento. Se las puede consumir tanto hervidas como fritas (de manera similar a las patatas), o bien transformadas en “almidón de mandioca”, “tapioca”, “harina de yuca” o “casabe” para preparar tortas (o bollos como el chipá) similares al pan que se fabrica con el trigo o a las arepas de maíz y que cumplen la misma función, la de acompañar las comidas principales. 

La cocción no sólo es necesaria para ablandar sus fibras que son muy duras sino que quita además los compuestos cianogénicos que puede tener la planta, eliminando así cualquier peligro de toxicidad. Hay variedades dulces y amargas, éstas últimas son más peligrosas. Su ingesta aporta a nuestra dieta carbohidratos, azúcar, fibra, proteínas, vitaminas A, B y C, varios minerales (incluido el zinc que es tan importante para el crecimiento de los niños) y agua.

El Agave mechudo

Conocemos como Agave mechudo a una especie perenne, cespitosa y rupícola (que se cría entre las rocas) de maguey, endémico de la Sierra Madre Oriental de México (entre los mil y los mil quinientos metros de altitud), que posee la característica de tener un mechón anular de pelos blancos en la parte superior de las hojas, rodeando la oscura y robusta espina del ápice. Su nombre científico es Agave albopilosa y pertenece a la familia Agavaceae. 

No quedan muchos ejemplares por lo que se la considera amenazada, aunque no aún en peligro de extinción. Su raíz leñosa mide hasta veinte centímetros de largo y se aferra a las rocas. Posee más de cien hojas, fuertes, glabras, verdes, suculentas y con los márgenes serrados, curvadas ligeramente hacia el centro de la planta, formando una roseta casi simétrica. 

Da pequeñas flores acampanadas, verdosas con tintes purpúreos, de no más de dos centímetros de largo, reunidas en densas inflorescencias terminales de tipo espiga, sostenidas por un grueso pedúnculo bracteado que mide de treinta a cincuenta centímetros. Las componen un ovario inferior oblongo, seis pétalos parcialmente soldados y algo incurvados, seis estambres con filamentos planos y anteras amarillas, y un estilo cilíndrico que muestra un estigma trilobulado. 

Los frutos capsulares miden alrededor de un centímetro y cuentan con estrías transversales. Las semillas son planas, oscuras, lisas y semicirculares. Por su morfología es similar al Agave stricta y al Agave rzedowskiana, aunque difiere en el tamaño de las flores y la cantidad de pubescencia principalmente.

El Palo Retinto

Recibe varios nombres comunes: “Palo retinto”, “Palo mulato”, o “Chaká”, y el nombre científico de Bursera simaruba, un árbol resinoso caducifolio originario de las zonas tropicales de América, que forma parte de la familia Burseraceae. Mide veinticinco metros de alto con un ancho variable de tronco entre veinte centímetros y un metro. Su copa es muy irregular. Por sus características xerófitas puede adaptarse a climas semiáridos. Prefiere ubicaciones con sol pleno aunque tolera algo de sombra. 

Su madera es fácil de trabajar. La corteza exterior es lisa, de un tono cobrizo oscuro cuando llega al estado adulto, de allí deriva su nombre popular; la corteza interior es verde y contiene cloroplastos que colaboran en el proceso de fotosíntesis durante la estación seca del año; con el líquido de decocción de ambas se hacen baños de inmersión para aliviar afecciones de la piel; ingerida como té baja la fiebre, combate la anemia y ayuda al buen funcionamiento renal. 

Es de crecimiento lento, pero enraíza en poco tiempo al poner una estaca en tierra; se usan por este motivo para la reproducción las ramillas obtenidas luego de la poda anual (hasta se pueden hacer cercos perimetrales con ellas); las ramas gruesas se guardan para leña. Es muy resistente, se adapta tanto a suelos calcáreos como salinos y soporta hasta vientos huracanados, también heladas leves. 

La resina aromática que exuda puede ser quemada (estando seca) en reemplazo del incienso durante las ceremonias religiosas y en estado fresco se la aplica dando masajes sobre zonas con golpes o torceduras para calmar el dolor y reducir la inflamación; es adhesiva y también un buen repelente de insectos.

Posee grandes hojas de color verde oscuro, con bordes enteros, que se insertan de manera espiralada a lo largo de las ramas, están compuestas por una cantidad impar de folíolos, éstos son anchos y ovales; en los extractos que contienen se hallaron compuestos desinflamatorios y antifúngicos. 

Puede ser tanto dioico como monoico; las flores son muy pequeñas y se agrupan en inflorescencias de tipo racimo; las panículas femeninas son de menor longitud y las flores tienen sólo tres pétalos; la polinización es entomófila, la efectúan diversos insectos, principalmente abejas de la especie Apies mellifera. 

El fruto es una  drupa dehiscente de un centímetro de diámetro; roja al principio y cambia con el tiempo hasta verse púrpura; contiene una sola semilla. Las semillas se dejan secar tres días al sol y luego se guardan a temperatura ambiente, se mantienen viables un año, pero su poder germinativo de casi un 90 % cuando frescas disminuye a la mitad; las propagan naturalmente pequeños roedores, monos y aves que ingieren la fruta. Hay que esperar cuatro meses, tras la germinación, para trasplantarlas al lugar definitivo.

El Espinillo

Conocemos por los nombres comunes de Espinillo, o Tojo, a un arbusto cuyo nombre científico es Ulex europaeus, mide entre tres y cuatro metros de alto y pertenece a la familia Fabaceae. En su hábitat natural lo encontramos entre los brezos, formando setos u orlando bosques hasta cerca de los mil metros de altitud. 

Está catalogado como una de las especies más invasivas de todo el mundo porque es muy rústica y prospera hasta en los suelos más pobres; allí donde otras plantas no logran sobrevivir él sí lo hace. Necesita mucha luz para tener un buen desarrollo, por ello es que sus ramas inferiores tienden a resecarse al no recibir la misma cantidad de sol y son de arder con facilidad cuando se producen incendios.

Su raíz es gruesa y profunda, con raicillas secundarias que presentan grandes nódulos fijadores de nitrógeno. Sus tallos erectos y pubescentes producen abundantes brotes vegetativos, principalmente luego de ser cortados o quemados. Para controlar su excesiva proliferación se emplean agentes biológicos, tales como insectos de las especies Agonopterix ulicetella y Exapion ulicis, también el ácaro Tetranychus lintearius. 

Sus hojas en la madurez se transforman en filodios lanceolados espinosos, lineares y rígidos, de más de cinco centímetros de longitud, en los ejemplares jóvenes éstas están compuestas por tres folíolos, son pecioladas y alternas. 

Da flores similares a las de todas las leguminosas, pecioladas y de color amarillo, reunidas en inflorescencias de tipo panícula; tienen una pequeña bráctea basal y dos bractéolas diminutas debajo del cáliz; éste persiste luego en el fruto. Dentro del marco de la medicina no tradicional se les atribuyen propiedades diuréticas. Los frutos son vainas, recubiertas por una fina vellosidad, que suele contener entre dos y diez semillas.

El Maní

Recibe el nombre vulgar de Maní, o Cacahuate, y el nombre científico de Arachis hipogaea L., una planta herbácea anual dicotiledónea de la familia de las legumbres. No se tiene en claro su origen, algunos autores hacen referencia a que proviene de África y que desde allí fue transportado a Brasil y las Antillas, otros lo consideran nativo de Asia Oriental, pero lo más seguro es que su cuna esté en Sudamérica pues es allí donde nacen de manera espontánea sus múltiples variedades. 

En España su cultivo se difundió a fines del siglo XVIII gracias al canónigo Francisco Tabares de Ulloa quien lo plantó por primera vez en Valencia, a Francia fue llevado por Luciano Bonaparte en el año 1802. 

Posee raíces fibrosas y fusiformes, provistas de ensanchamientos o nudos, actuando en ellas activamente el “Rizobium radicícola”, microbio que aporta Nitrógeno a la tierra. Su tallo es poligonal, sencillo en la parte basal y cambia a redondeado y ramificado en su parte superior en la mayoría de las especies, pero las hay también con tallos completamente redondeados y ramificados desde abajo. La altura varía entre los 40 y los 60 centímetros. 

Sus hojas son alternas, paripinadas, formadas por dos folios opuestos, compuestas de cuatro limbos pequeños ovales, enteros y obtusos, con un largo pecíolo pubescente que muestra en la base dos estípulas laterales muy agudas. Las hojas son verdes cuando jóvenes y se tornan marrón amarillento al concluir el ciclo vegetativo. 

Da flores pequeñas y amarillentas que nacen de a pares en las axilas de las hojas, sostenidas por un extenso pedúnculo casi tan largo como las hojas. El cáliz es caduco y tiene cuatro divisiones. El androceo está compuesto por diez estambres, nueve soldados entre sí y uno libre. El gineceo está formado por un ovario de estilo corto. Las flores luego de polinizadas alargan su pedicelo hasta enterrarse en el suelo y allí será donde el fruto vaya creciendo y madurando. 

El fruto es una cápsula de oval a oblonga, indehiscente, casi cilíndrica, con dos o tres estrangulaciones, según el número de maníes que contenga. La cáscara es coriácea, rugosa y reticulada. Las semillas o granos están recubiertas por una epidermis muy delgada, que puede ser morada, rojiza o rosada, al quitarla aparece el maní que es de color amarillento y está conformado por dos cotiledones carnosos y gruesos. 

Precisa suelos de consistencia media a sueltos, permeables, pues si el agua se estanca perjudica a los frutos. Necesita fósforo para formar parte de los tejidos de la planta y calcio para la buena formación de la cáscara. Si se siembra a mano conviene hacerlo en surcos alejados unos 60 centímetros entre uno y otro; y no hay que enterrarlas a más de 8 centímetros de profundidad, con unos 25 centímetros de separación entre ellas. Su ciclo vital completo demanda de cinco, a cinco meses y medio.

La Astrantia

Conocemos como Astrantia, cuyo nombre científico es Astrantia major L., a una planta vivaz, herbácea, rizomatosa y perenne que suele alcanzar un metro de alto. Su largo tallo recto está poco ramificado; las hojas basales son pecioladas mientras que las más altas que tienen forma palmeada, son casi sésiles, de color verde oscuro brillante, y están divididas en lóbulos dentados irregulares. 

Es originaria de las zonas de sierras y montañas de la Península Ibérica y es miembro de la familia Apiaceae, aunque hay quienes la ubican dentro de las Umbelíferas. Florece en el verano. Las flores, que tienen pétalos blancos o rosados, se agrupan en una inflorescencia de tipo umbela rodeada de un involucro formado por brácteas lanceoladas semejando una estrella. 

 Se utilizan para confeccionar arreglos florales, tanto recién cortadas (pues duran largo tiempo frescas) como secas. La variedad de cultivo denominada “Moulin Rouge” tiene flores de un color verde pálido con toques de rojo muy oscuro y las brácteas son amarronadas; siendo más oscuras aún las de la variedad “Hadspen Blood”, de un profundo rojo carmín. 

Los frutos son ovales y están dividido en varios lóculos o compartimentos seminales. Se multiplica por semillas o por división de rizomas. Prefiere ubicaciones con semisombra, riego regular para mantener siempre húmeda la tierra y suelos mixtos con buen drenaje. Es ideal para para conformar rocallas.

En estado silvestre se halla en los prados o en los bordes de los bosques, siempre a cierta altitud. Dentro del marco de la medicina no tradicional la decocción de sus rizomas se emplea como purgante. No tiene problemas con plagas ni enfermedades importantes.

La Sarrapia

Conocemos comúnmente como Sarrapia, o Haba Tonka, a un árbol cuyo nombre científico es Diphysa punctata. Su tronco liso puede llegar al metro y medio de circunferencia y a los treinta metros de altura. Forma parte de la familia Fabaceae. Es originario de la parte norte de Sud América, de la cuenca amazónica que hoy ocupan los países de Brasil, Venezuela y las Guayanas (aunque hay naturalistas que lo consideran nativo de China). 

Como se lo empleó tanto, debido a sus múltiples usos (en especial la madera dura, oscura y de grano fino, con poros llenos de resina blanca y aromática), ahora está prohibida la tala indiscriminada. El bello aroma de sus flores es inconfundible y aún quedan reductos en los cerros donde hay grupos de ejemplares a los que se trata de conservar. 

Sus hojas, compuestas por cuatro o seis folíolos oblongos, algo acuminados, glabros y de aspecto coriáceo, llegan a medir unos quince centímetros de largo por seis de ancho. Las flores nacen agrupadas en inflorescencias de tipo panícula, protegidas por brácteas y bractéolas; los pétalos, de hasta un centímetro, son muy desiguales entre sí; presentan, como casi todas las leguminosas, un cáliz bilabiado acampanado, un estandarte de oval a redondo, dos alas oblongas y una quilla angostada; poseen diez estambres. 

Los frutos son drupas indehiscentes alargadas, de cinco centímetros por tres, color marrón. De su única y gran semilla se obtiene “cumarina”, una sustancia blanca sumamente aromática pero sin sabor que utilizan varias industrias para realzar el perfume de sus productos (dentro de la Perfumería es digno de comentar que forma la nota principal del famosísimo perfume “Shalimar”, de Guerlain). 

Se debe esperar a que estén bien maduros para cosecharlos, hay quienes aguardan a que caigan puesto que cuesta mucho subir a las plantas para piscarlos uno por uno. Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen a la cumarina propiedades antiespasmódicas y diaforéticas; rallada se la prepara como infusión para calmar el dolor de estómago, siempre en baja cantidad puesto que en exceso puede provocar hemorragias internas. 

Se propaga mediante semillas; como al principio las plántulas requieren sombra se cultivan en interior y luego, cuando miden más de un metro y están fuertes, se trasplantan al lugar definitivo. Se adapta a diferentes tipos de suelo siempre que tengan buen drenaje; pero prefiere los sueltos, arenosos o con grava, ricos en humus, los que habitualmente encontramos en las riberas de los ríos. Resiste épocas de sequía pero no muy prolongadas; necesita gran cantidad de precipitaciones y temperaturas por encima de los veinte grados para desarrollarse bien.

La Afelandra

Se conoce por los nombres comunes de Afelandra, o “Espiga ardiente” (por el llamativo color rojo de sus flores), y por el nombre científico de Aphelandra aurantiaca, a una planta herbácea perenne originaria de las regiones selváticas de las Américas Central y Sur. Mide medio metro de alto y pertenece a la familia Acanthaceae. 

Es ideal para el interior de las viviendas, ubicándola junto a una ventana, pues precisa mucha luz pero sin exposición directa a los rayos solares. El ambiente debe estar siempre húmedo y cálido. Ubicada en el jardín, en lugares sombreados, se la debe proteger en la época de heladas. 

Tiene grandes hojas simples, pecioladas, con apariencia coriácea, que miden veinte centímetros de largo por doce de ancho; poseen bordes enteros, son elípticas y acuminadas en el ápice; de color verde oscuro con las nervaduras más claras; se ubican de manera enfrentada en el tallo. 

A modo de floración aparecen primero unas brácteas ovales coloreadas (amarillas, anaranjadas o rojas), de tres centímetros de largo, que duran hasta dos meses en la planta; las flores verdaderas son pequeñas, amarillentas o rosadas, hermafroditas, de forma tubular, y se reúnen en una inflorescencia terminal de tipo espiga (duran sólo unos días), todo el conjunto mide alrededor de diez centímetros. 

El fruto capsular, de un centímetro y medio, contiene varias semillas pubescentes. Es conveniente aplicarle fertilizante líquido una vez por semana junto con el agua de riego; no debemos encharcar el recipiente donde se halla puesto que sus raíces son muy propicias a la invasión de hongos. Hay que protegerla, además, del Pulgón verde y las Cochinillas; contra éstas últimas se pueden pulverizar las hojas con agua jabonosa. 

En primavera podremos multiplicarla mediante esquejes de alrededor de diez centímetros de largo (a los que les dejaremos algunas hojitas) que obtendremos una vez finalizada la floración; se los introduce en una mezcla de turba, arena y mantillo y se les proporciona una temperatura ambiente superior a los veinte grados, con bastante humedad. Cada dos años, según su crecimiento, se cambiarán los ejemplares a macetas algo más grandes.

El Casís

Se conoce vulgarmente como Casis, o Grosellero negro, y por el nombre científico de Ribes nigrum a un arbusto de cerca de un metro y medio de altura, originario de Europa, forma parte de la familia Grossulariaceae. Tiene un olor característico que lo identifica, el cual no es muy agradable.  

Sus hojas son lobuladas y tienen los bordes dentados, la parte superior es de color verde oscuro y la inferior bastante más clara y cubierta de una fina vellosidad. Las pequeñas flores nacen reunidas en inflorescencias de tipo racimo, son ligeramente verdes por fuera y rojizas en su interior; el cáliz, de forma alargada, es pubescente y más grande que la corola. 

Los frutos son bayas oscuras muy aromáticas y de piel lisa, similares a los arándanos; el jugo o zumo ácido que se extrae de él, rico en vitamina C (mayor cantidad que la naranja inclusive), se emplea en Perfumería, Repostería y para la fabricación y/o aromatización de bebidas alcohólicas. 

Como su sabor es ácido y amargo en lugar de consumir los frutos directamente de la planta se los usa para preparar tartas, helados y otros postres, también licores. El aceite obtenido a partir de las semillas es rico en ácidos grasos esenciales, tales como Omega-3 y Omega-6, que ayudan a mantener en buen estado los sistemas nervioso e inmunológico. 

Es bueno contra la fatiga y previene infecciones, su gran aporte de calcio a nuestra dieta nos da huesos sanos y fuertes; ayuda a eliminar el ácido úrico lo que la convierte en aliado contra enfermedades reumáticas; estimula el funcionamiento de las glándulas suprarrenales; en época de bajas temperaturas nos mantiene alejados de gripes y resfríos; limpia nuestras arterias y regula nuestra tensión. En uso externo calma las picaduras de insectos y ayuda a cicatrizar las heridas. 

Dentro de la misma familia está al Grosellero común, o Ribes rubrum, que es un arbusto de hojas caducas también originario de Europa, mide entre uno y dos metros de alto. Sus hojas, de color verde claro y apenas lobuladas, se distribuyen de manera espiralada en las ramas. Da flores amarillas reunidas en inflorescencias de tipo racimo. 

El fruto es una baya comestible roja de entre 1 y 1,5 centímetros de diámetro, con sabor ácido. Se lo cultiva principalmente por los frutos, con los que se preparan mermeladas y rellenos para repostería. Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades laxantes, antifebriles, diuréticas, digestivas y depurativas; se dice que el té preparado con sus hojas alivia las molestias reumáticas. Al igual que el Ribes nigrum tiene gran contenido de vitamina C. 

El tercer miembro mundialmente conocido de esta familia es el Grosellero espinoso o Ribes grosularia, de origen europeo y asiático; suele alcanzar los tres metros de alto, ramifica profusamente y está cubierto de espinas. Tiene hojas trilobuladas, flores axilares que nacen solitarias o de a pares y sus frutos son más grandes y de color verde muy claro (con un aspecto similar al de las uvas blancas). Se propaga mediante esquejes que enraízan rápidamente.

La Portulaca

Damos el nombre de Portulaca a todo un género de plantas que forman parte de la familia Portulacaceae. Comprende entre 40 y 100 especies que se encuentran en los trópicos y regiones templadas del planeta. Son plantas anuales con variedades comestibles (de sabor a limón y textura similar a la de los hongos) que no sobrepasan los 30 centímetros de alto, ideales para tapizar los jardines. 

Sus hojas de 2,5 centímetros de largo son delgadas y flexibles, alternas, solitarias o en racimo. Las flores, de hasta 3 centímetros tienen cinco pétalos y varían el color que puede ser blanco, amarillo, naranja, rosa, rojo o púrpura; hay especies con flores dobles; todas se cierran al caer la tarde o directamente no se abren cuando está nublado. Es aconsejable quitar las flores que se van secando para conseguir una floración más prolongada. Generalmente se las cultiva como ornamentales. Necesitan mucho sol y suelos arenosos con buen drenaje. Precisan poco riego y los fertilizantes se les suministran muy espaciadamente. 

Las más conocidas son: Portulaca oleracea cativa, o Verdolaga, variedad comestible originaria del sur de Europa, usada en sopas y en ensaladas; de fácil propagación porque sus tallos al entrar en contacto con la tierra echan raíces casi de inmediato; sus hojas son grandes, con forma de cuchara y las flores son amarillas y pequeñas; se siembra en interior cubriendo apenas las semillas con una delgada capa de arena (éstas son tóxicas y no se deben ingerir); y la Portulaca grandiflora (variedad decorativa), originaria de Brasil, con largos tallos, flores grandes, de hasta 6 centímetros y hojas suculentas cilíndricas. Se la siembra directamente fuera en la primavera, cuando el peligro de heladas haya pasado. 

Todas quedan perfectas ubicadas entre rocas y también en canastos o macetas colgantes donde sus largos tallos florecidos puedan extenderse. Si se siembran de distintos colores juntas se logran decoraciones llamativas. En los canteros y/o maceteros de exterior también se las ubica agrupadas por color. Algunas especies sirven de alimento para las larvas de varias clases de Lepidopteras, incluyendo a la polilla Discestra trifolii.