El Maní

Recibe el nombre vulgar de Maní, o Cacahuate, y el nombre científico de Arachis hipogaea L., una planta herbácea anual dicotiledónea de la familia de las legumbres. No se tiene en claro su origen, algunos autores hacen referencia a que proviene de África y que desde allí fue transportado a Brasil y las Antillas, otros lo consideran nativo de Asia Oriental, pero lo más seguro es que su cuna esté en Sudamérica pues es allí donde nacen de manera espontánea sus múltiples variedades. 

En España su cultivo se difundió a fines del siglo XVIII gracias al canónigo Francisco Tabares de Ulloa quien lo plantó por primera vez en Valencia, a Francia fue llevado por Luciano Bonaparte en el año 1802. 

Posee raíces fibrosas y fusiformes, provistas de ensanchamientos o nudos, actuando en ellas activamente el “Rizobium radicícola”, microbio que aporta Nitrógeno a la tierra. Su tallo es poligonal, sencillo en la parte basal y cambia a redondeado y ramificado en su parte superior en la mayoría de las especies, pero las hay también con tallos completamente redondeados y ramificados desde abajo. La altura varía entre los 40 y los 60 centímetros. 

Sus hojas son alternas, paripinadas, formadas por dos folios opuestos, compuestas de cuatro limbos pequeños ovales, enteros y obtusos, con un largo pecíolo pubescente que muestra en la base dos estípulas laterales muy agudas. Las hojas son verdes cuando jóvenes y se tornan marrón amarillento al concluir el ciclo vegetativo. 

Da flores pequeñas y amarillentas que nacen de a pares en las axilas de las hojas, sostenidas por un extenso pedúnculo casi tan largo como las hojas. El cáliz es caduco y tiene cuatro divisiones. El androceo está compuesto por diez estambres, nueve soldados entre sí y uno libre. El gineceo está formado por un ovario de estilo corto. Las flores luego de polinizadas alargan su pedicelo hasta enterrarse en el suelo y allí será donde el fruto vaya creciendo y madurando. 

El fruto es una cápsula de oval a oblonga, indehiscente, casi cilíndrica, con dos o tres estrangulaciones, según el número de maníes que contenga. La cáscara es coriácea, rugosa y reticulada. Las semillas o granos están recubiertas por una epidermis muy delgada, que puede ser morada, rojiza o rosada, al quitarla aparece el maní que es de color amarillento y está conformado por dos cotiledones carnosos y gruesos. 

Precisa suelos de consistencia media a sueltos, permeables, pues si el agua se estanca perjudica a los frutos. Necesita fósforo para formar parte de los tejidos de la planta y calcio para la buena formación de la cáscara. Si se siembra a mano conviene hacerlo en surcos alejados unos 60 centímetros entre uno y otro; y no hay que enterrarlas a más de 8 centímetros de profundidad, con unos 25 centímetros de separación entre ellas. Su ciclo vital completo demanda de cinco, a cinco meses y medio.