Sus hojas de 2,5 centímetros de largo son delgadas y flexibles, alternas, solitarias o en racimo. Las flores, de hasta 3 centímetros tienen cinco pétalos y varían el color que puede ser blanco, amarillo, naranja, rosa, rojo o púrpura; hay especies con flores dobles; todas se cierran al caer la tarde o directamente no se abren cuando está nublado.
Es aconsejable quitar las flores que se van secando para conseguir una floración más prolongada. Generalmente se las cultiva como ornamentales. Necesitan mucho sol y suelos arenosos con buen drenaje. Precisan poco riego y los fertilizantes se les suministran muy espaciadamente.
Las más conocidas son: Portulaca oleracea cativa, o Verdolaga, variedad comestible originaria del sur de Europa, usada en sopas y en ensaladas; de fácil propagación porque sus tallos al entrar en contacto con la tierra echan raíces casi de inmediato; sus hojas son grandes, con forma de cuchara y las flores son amarillas y pequeñas; se siembra en interior cubriendo apenas las semillas con una delgada capa de arena (éstas son tóxicas y no se deben ingerir); y la Portulaca grandiflora (variedad decorativa), originaria de Brasil, con largos tallos, flores grandes, de hasta 6 centímetros y hojas suculentas cilíndricas. Se la siembra directamente fuera en la primavera, cuando el peligro de heladas haya pasado.
Todas quedan perfectas ubicadas entre rocas y también en canastos o macetas colgantes donde sus largos tallos florecidos puedan extenderse. Si se siembran de distintos colores juntas se logran decoraciones llamativas. En los canteros y/o maceteros de exterior también se las ubica agrupadas por color. Algunas especies sirven de alimento para las larvas de varias clases de Lepidopteras, incluyendo a la polilla Discestra trifolii.