Posee un tronco muy ramificado de cerca de setenta y cinco centímetros de diámetro; está recubierto por una corteza de color gris oscuro, lisa en los ejemplares jóvenes, que se va cubriendo de estrías con el paso del tiempo. Provee madera de buena calidad que se utiliza principalmente en carpintería. La copa es amplia y da abundante sombra, por ello es que se lo emplea como ornamento en parques y jardines.
Tiene hojas verdes, glabras, trilobuladas (con el lóbulo central más largo que los laterales) y pecioladas, de aspecto coriáceo y con márgenes enteros, miden de cuatro a seis centímetros de longitud por otro tanto de ancho (en algunas variedades el tamaño es menor); se disponen de manera opuesta en las ramas y caen, luego de colorearse de naranja-rojizo, ya bien entrado el otoño.
En primavera aparecen sus gráciles flores amarillo-verdosas, con forma de pequeños faroles, reunidas en inflorescencias de tipo corimbo pendular. Las masculinas y las femeninas nacen por separado pero en la misma planta. Los frutos son disámaras simétricas, con alas convergentes, de tres o cuatro centímetros de largo, que contienen semillas globosas; mediante ellas se lo propaga, o realizando acodos aéreos en la primavera.
Es adecuado y muy apreciado para la realización de bonsáis. Le agradan los suelos calcáreos y hasta pedregosos; el riego debe ser regular, aunque es resistente a la sequía; admite el uso de abonos orgánicos. No precisa grandes cuidados y no hay que podarlo. Suele atacarlo la cochinilla algodonosa, la cual se elimina limpiando las hojas con alcohol o agua jabonosa.