Aunque tiene un olor no muy agradable se la emplea desde hace un tiempo como ornamento en los jardines debido a que sus flores son muy llamativas. Toda su parte aérea presenta pelos glandulares y exuda una resina viscosa; pequeños insectos terminan atrapados en ella pero como no posee enzimas digestivas no le sirven para alimentarse.
Sus hojas casi circulares, opuestas y pecioladas, de color verde claro, rugosas al tacto, con el borde crenado o festoneado y la nerviación muy marcada, son similares a las de la malva y a las del zapallo.
En el verano da flores, hermafroditas y zigomorfas, que aparecen reunidas en inflorescencias axilares de tipo racimo de entre diez y treinta centímetros de largo. Las conforman cinco pétalos amarillos, algunas veces con líneas rojizas en la cara interna, soldados parcialmente y protegidos por dos brácteas que aparentan ser los sépalos del cáliz.
Su nombre popular proviene de los frutos, que son drupas verdes y carnosas con una ostentosa forma de cuerno; éstos se enganchan al pelo de los animales y así es como se dispersan. Antes de alcanzar la madurez son comestibles y se los prepara encurtidos en vinagre al igual que se hace con los pepinillos. Las semillas son oblongas, achatadas y oscuras, de alrededor de un centímetro de largo.