Tiene hojas pecioladas, verdes y compuestas, que se disponen de manera alterna en las ramas; están formadas por entre cinco y nueve pares de folíolos ovales y acuminados, de aspecto coriáceo y nerviación muy marcada, que miden unos diez centímetros de largo. Cuando pierde el follaje, al llegar la estación seca, comienza la floración.
Da pequeñas flores unisexuales que aparecen reunidas en inflorescencias axilares de tipo racimo, de veinte a veinticinco centímetros; poseen cinco pétalos ovales libres, de color amarillo-crema; el cáliz es pubescente y los estambres están unidos formando un tubo que culmina en diez anteras.
Los frutos son cápsulas péndulas, leñosas y dehiscentes, de alrededor de diez centímetros de largo, que al madurar se abren longitudinalmente en cinco partes para dejar libres entre quince y veinte semillas provistas de un ala apical; germinan rápido pero del mismo modo pierden su viabilidad. Otra manera de reproducirlo es mediante esquejes.
Su hermosa madera rojiza, muy parecida a la caoba, es de gran utilidad; se la emplea en la construcción, tanto edilicia como naval; también en la fabricación de instrumentos musicales, muebles, pisos, escaleras, puertas y ornamentos en general.
Dentro del marco de la medicina no tradicional se asegura que su corteza marrón-grisácea y lenticelada, preparada en decocción, calma los síntomas del resfrío, de la bronquitis y otras afecciones pulmonares y que su pulpa, usada externamente, puede aplicarse sobre heridas y forúnculos provocando mejorías notorias.
