Tiene hojas simples, pecioladas y ovales, de color verde claro que miden de tres a nueve centímetros de largo, su margen es entero y se disponen de manera alterna en las ramas. Sus alargadas flores pediceladas, amarillas y con el cáliz verde, son hermafroditas y de forma tubular, nacen agrupadas en inflorescencias terminales de tipo cima paniculada. Los picaflores, o colibríes, beben el néctar de ellas y al mismo tiempo las polinizan.
Los frutos son capsulares y ovoides, de alrededor de un centímetro y medio; se tornan oscuros al madurar; contienen varias semillas rectangulares o trapezoidales de color gris-amarronado, con la superficie reticulada, que miden cerca de medio centímetro y germinan en pocos días. Prefiere ubicaciones con mucho sol y suelos ricos en nutrientes; no se adapta a los fríos fuertes y en ese caso puede ser cultivado en interiores siempre que disponga de abundante luminosidad. No es necesario regarlo hasta que la tierra se ve seca.
No debe ser ingerido por seres humanos ni animales puesto que el principal alcaloide que contiene, la anabasina (pariente cercana de la nicotina), provoca primero temblores que se acrecientan hasta volverse convulsiones y tras ello deviene una parálisis respiratoria. Dentro de la medicina no tradicional se le atribuyen a las hojas frescas del Palán-palán, aplicadas en uso externo, propiedades anti fúngicas, analgésicas, cicatrizantes y antihemorroidales. El follaje se emplea, además, para la obtención del biocombustible denominado etanol.
