Por la belleza de su floración se la emplea como ornamento en parques y jardines, aunque fuera de su hábitat natural hay que tener en cuenta que demuestra ser muy invasiva.
Según el clima en el que se encuentre puede comportarse como bienal o como perenne; durante el primer año se forma una roseta basal y en el siguiente surgen los tallos florales.
Posee largas hojas lanceoladas, de color verde grisáceo, provistas de breves pecíolos.
En primavera nacen sus hermosas flores azuladas (sésiles o sentadas), de alrededor de un centímetro de diámetro, con estambres muy sobresalientes, reunidas en cabezuelas globosas formando densas inflorescencias terminales, espigadas y erectas de cerca de treinta centímetros de largo. Presentan gran atractivo para mariposas y abejas.
Se la reproduce mediante semillas o por medio de esquejes semileñosos; en los invernaderos se emplea para ello un sustrato de tierra franca o marga muy fértil, con agregado de compost. Crece rápidamente; necesita ubicaciones con mucho sol y no tolera las heladas, en lugares donde éstas son abundantes se la protege con vellón para horticultura.
Es ideal para conformar rocallas porque prefiere suelos secos (neutros o alcalinos, incluso salinos) con buen drenaje y no necesita mucho riego, tampoco podas; no se le conocen enfermedades importantes pero sí hay que mantener alejadas a las babosas que hacen estragos en ella. Todas sus partes son tóxicas para el ser humano por lo que no debe consumirse y hay que manipularla siempre con extremo cuidado.



































