Crece rápidamente. Durante el verano da flores dialipétalas amarillas, grandes y llamativas; la corola posee cinco pétalos ovales separados y el androceo lo componen diez largos estambres rojos con anteras pequeñas y dorsifijas; el cáliz está formado por cinco sépalos verdes; nacen agrupadas en racimos terminales; la polinización es entomófila. Los frutos son vainas o legumbres pubescentes, soldadas por los laterales, tienen forma plana y miden cerca de diez centímetros, contienen varias semillas ovaladas.
Se lo multiplica mediante ellas, a las cuales hay que raspar o escarificar antes de ponerlas en remojo en agua muy caliente.
Sus hojas compuestas son pinnadas (en la variedad Cercis son simples), con múltiples folíolos (ovales o lanceolados, dependiendo de la variedad) por pina; miden desde un centímetro y medio hasta tres; en total traen entre 6 y 14 pares, que se ubican enfrentados sobre gruesos raquis. El follaje puede ser persistente o caduco, dependiendo del clima del lugar en el que estén.
Se usa como ornamento en los jardines por la belleza de su floración. Resiste bien la sequía y las bajas temperaturas. Precisa ubicaciones a pleno sol o con mucha luminosidad; le gustan los suelos con buen drenaje y medianamente nutridos, siendo lo más adecuado una mezcla de tierra normal de jardín con turba y arena. Luego de que caen sus flores se procede a podarlo. No requiere mayores cuidados.