Las encontramos en varios tamaños, desde grandes árboles hasta pequeños arbustos; pueden ser perennifolios, caducifolios de floración temprana o bien caducifolios de floración tardía. Los colores predominantes en sus flores son el blanco, el rosa, el amarillo y el púrpura. El perfume, en todas ellas, es muy delicado.
En China se utiliza con fines medicinales la Magnolia officinalis y en Japón la Magnolia obovata; se emplean dos compuestos que resultaron eficaces contra la ansiedad y la reducción de la alergia en reacciones asmáticas. También se investiga un extracto que inhibe la proliferación en la boca de la bacteria que provoca las caries; y ya se ha probado que el llamado “magnolol” mengua la formación de la placa bacteriana.
De las especies cultivadas la más común es la Magnolia Grandiflora que suele llegar a los 15 metros de alto, aún siendo de crecimiento lento; sus hojas perennes son ovaladas y de color verde oscuro, miden hasta 30 centímetros. Da grandes flores blancas (o más bien crema) que presentan de 6 a 12 pétalos y tres sépalos petaloides. Duran menos de una semana, pero como nacen nuevas continuamente la copa siempre se ve cubierta de ellas.
No es resistente al frío, pero tampoco le agrada el sol muy fuerte. Prefiere suelos frescos, ligeramente ácidos y con buen drenaje, bien abonados y mineralizados. Si el suelo llegara a ser duro su sistema de raíces no podrá respirar libremente y eso afectará el crecimiento de la planta. Se la multiplica mediante todos los métodos comunes: Semillas, estacas, acodos e injertos.