El Árbol de las Pasas

Recibe el nombre común de Árbol de las pasas, y el científico de Hovenia dulcis, un miembro de la familia Rhamnaceae originario del este de Asia, donde lo encontramos en su hábitat natural hasta los dos mil metros de altitud. Es de porte medio dado que mide entre 10 y 15 metros de alto y su diámetro de copa supera casi siempre los diez metros (ideal para dar buena sombra), el grosor del tronco ronda los ochenta centímetros. Suele alcanzar los ciento cincuenta años de vida. 

Sus raíces son superficiales pero no invasoras. Las hojas, de color verde oscuro y aspecto coriáceo, son caducas y simples; se distribuyen de manera alterna en las ramas y miden entre ocho y catorce centímetros de largo; cuentan con un largo pecíolo, tienen el borde ligeramente serrado y el revés pubescente; al llegar el otoño amarillean para luego caer. 

Las flores, pequeñas y de color blanco-verdoso, aparecen reunidas en inflorescencia de tipo cima que duran poco tiempo; los pedúnculos que las sostienen son carnosos y tienen un sabor dulce similar al de las pasas, de allí deriva el nombre popular del árbol. Los frutos, de forma globosa, miden menos de un centímetro y están divididos en tres lóculos que contienen una diminuta semilla cada uno, permanecen en el árbol durante todo el invierno. 

Le gustan las ubicaciones con mucho sol y los suelos frescos, ricos en materia orgánica y humus, aunque tolera también los calizos siempre que tengan buen drenaje. No resiste las sequías prolongadas ni la polución (por ello no es indicado para veredas, plazas y parques de las grandes ciudades). No le agrada que se lo trasplante, por lo que conviene sembrarlo en el que será su lugar definitivo. Se le atribuyen propiedades laxantes, febrífugas y antiespasmódicas. Su madera no es de gran utilidad porque es muy frágil.