Por el llamativo color de su floración y la forma piramidal que toma su copa con el paso del tiempo, se lo emplea como ornamental en los jardines, parques y plazas.
Precisa suelos profundos pero sueltos, no le agrada la salinidad elevada. Resiste bastante el frío pero no las sequías, aunque si se lo riega menos durante la primavera producirá más flores. Cuando llega el clima más cálido brotan las hojas, que son glabras, profundamente lobuladas, con bordes sinuosos y largos pecíolos.
Da pequeñas flores rojas que nacen reunidas en inflorescencias de tipo racimo y surgen antes que las hojas; sus cinco pétalos, parcialmente soldados, tienen forma acampanada y miden cerca de un centímetro. Florece recién años después de alcanzar la madurez, es entonces que sus hojas pasan a ser exclusivamente trilobuladas mientras que antes contaban con hasta siete lóbulos.
Los frutos son vainas dehiscentes oscuras, de dura corteza y apariencia coriácea, miden alrededor de diez centímetros de largo y contienen varias semillas de color amarillo que germinan fácilmente, las que al ser tostadas son un alimento muy nutritivo para los nativos australianos, quienes las adoptaron incluso como sucedáneo del café. Con las fibras de la planta se fabrican cuerdas con las que se tejen redes de pesca. No padece enfermedades ni plagas que no pueda controlar él mismo y casi ni necesita podas, sólo se deben quitar aquellas ramas que estén en mal estado.