Conocemos por el nombre común de Té a un arbusto muy ramificado que es originario del sudeste de Asia y responde al nombre científico de
Camellia
sinensis; en estado silvestre puede llegar hasta los doce metros de alto; mientras que en los cultivos, extendidos hoy en día por todas las zonas tropicales y subtropicales del planeta, no se le permite sobrepasar los dos metros. Forma parte de la familia Theaceae.
Con la infusión de sus hojas se prepara una bebida estimulante que ya era ingerida en China, luego de las comidas, hace más de 2000 años. Fueron los conquistadores portugueses quienes importaron a Europa la costumbre desde sus colonias en India y el primer cargamento de té para consumo general lo llevó a cabo desde aquellas lejanas tierras hacia Amsterdam (Holanda) la histórica Compañía de las Indias Orientales.
Las flores nacen aisladas o en grupos de dos o de tres en la primavera, son blancas y muy aromáticas. Se lo reproduce mediante semillas (a las que conviene dejar en remojo algunas horas antes de proceder a su siembra) o mediante material vegetativo, agregándole hormonas de enraizamiento pues le lleva demasiado tiempo el echar raíces. Precisa suelos ácidos con bastante materia orgánica y buen drenaje, y ubicaciones que vayan de pleno sol a media sombra. En otoño se acostumbra podarlo.
Sus grandes hojas miden 6 centímetros por 15, son de color verde oscuro, lanceoladas y acuminadas, con los bordes serrados y nervaduras muy marcadas. Hay que secarlas apenas son recolectadas porque de otra manera se oxidan y pierden sus propiedades.
Según el proceso al que se las somete el té se llamará: Té blanco, obtenido a partir de brotes de hojas nuevas sin oxidar; Té verde, también sin oxidación pues se las seca y fragmenta apenas son recogidas; Té de invierno, formado por hojas antiguas tostadas al fuego; Té Oolong o azul, con una oxidación media, es uno de los más consumidos en todo el mundo y el Té negro, con mucha oxidación, el favorito de occidente con agregado de sabores y fragancias; para obtenerlo las hojas atraviesan varias etapas: El marchitado, el enrulado, la fermentación y el secado.
Hay, además, dos que son variedades medicinales en China, el Té rojo (estacionado a veces hasta cincuenta años) y el Té Chong Cha (preparado con las semillas contenidas dentro del fruto).
La cosecha manual se hace efectuando un movimiento hacia abajo con el dedo pulgar para arrancar los nuevos brotes (pekoe); para los tés especiales de mejor calidad (imperial) sólo se quita de la planta el pekoe y una hoja; para los tés de calidad fina se saca la yema acompañada de dos hojas y para los de calidad corriente pueden emplearse hasta tres hojas.
El té contiene sales minerales, flavonoides, taninos y flúor, también vitaminas pero en bajas cantidades; sus principios activos son la cafeína, la teofilina y la teobromina. Su aceite esencial es amarillento y tiene un intenso perfume. De todos el más beneficioso para la salud es el Té verde. Hay cantidad de variedades para consumo y la mayoría se consiguen a través de mezclas o “blends”, que le dan a unos más color, aroma mediano y menor sabor o cualesquiera de las combinaciones de esos tres aspectos, según el gusto del mercado al que se ha de enviar.