Precisa ubicaciones que vayan de media sombra hasta sol pleno (a la sombra no florece) y suelos con buen drenaje; no tolera el frío intenso y los riegos deben ser moderados. Sus tallos y ramas culminan en una roseta de hojas. Al cortarlo exuda un látex muy irritante, que es mejor que no entre en contacto con la piel ni con los ojos; ingerido es tóxico, provocando vómitos e intenso dolor de estómago.
Sus hojas de color verde intenso, con forma oval o también espatulada, tienen aspecto coriáceo. Las espinas son largas, fuertes y de color gris. Florece durante todo el año. Sus flores diminutas, rodeadas por brácteas (o ciatofilas) rojas, amarillas o anaranjadas, se reúnen en una inflorescencia de tipo ciato, característica de las euforbiáceas; estos ciatos es muy raro que aparezcan en solitario, generalmente se agrupan en cimas formadas por entre dos y cuatro de ellos.
Se lo abona en primavera y se le puede aplicar también una poda de mantenimiento. Los hongos lo afectan en la unión del tallo con la tierra, por ello es que hay que esperar a que el sustrato seque antes de volver a regar, no soporta los encharcamientos. Podemos reproducirlo mediante esquejes, dejándolos secar por unos días antes de introducirlos en una mezcla de arena y turba.
