Es originaria del sur del continente africano y miembro de la familia Aizoaceae.
En estado silvestre la hallamos desde el nivel del mar hasta los doscientos metros de altitud. Admite el cultivo en tiestos y macetas y no demanda mayores cuidados. Precisa ubicaciones con abundante luz y suelos con buen drenaje. El riego debe ser regular y moderado.
No le agradan ni el frío extremo ni las heladas. Prefiere los climas de templados a cálidos. Podemos reproducirla a través de sus semillas y mediante esquejes de tallos y hojas. Las hojas, verdes y con apariencia cerúlea, son pequeñas y carnosas; tienen forma acorazonada y se distribuyen de manera opuesta en los tallos.
Sus flores axilares pueden variar del rosa al púrpura (siendo el más común el color morado), pero esos verticilos coloreados que las distinguen no son pétalos propiamente dichos sino estaminodios no funcionales. Los estambres muestran filamentos blancos. Los frutos son cápsulas de cerca de un centímetro que contienen milimétricas semillas oscuras.
