En su hábitat natural la encontramos en los bosques húmedos, cerca de corrientes de agua o bordeando aguas estancadas, desde el nivel del mar hasta los mil quinientos metros de altitud donde desarrolla densas matas de unos dos metros de alto.
Cuenta con grandes hojas verdes, brillantes (aunque más claras en el reverso), de ovales a elípticas, con el ápice agudo, la nerviación muy marcada y los bordes enteros; las sostienen largos pecíolos de entre medio y un metro de longitud.
Las flores nacen reunidas en inflorescencias erectas sobre un robusto pedúnculo de veinticinco centímetros; están protegidas por fuertes brácteas coriáceas imbricadas de color amarillo (bajo cultivo se han obtenido variedades en blanco, naranja y rojo); el cáliz es tubular y se abre luego en una corola de tres pétalos acuminados blanco-amarillentos. Las abejas son sus principales polinizadoras.
Da frutos capsulares ovoides que conservan el cáliz que es persistente; contienen tres semillas oscuras rodeadas de un arilo blanco; se la reproduce mediante ellas o por división del rizoma.
Es utilizada como ornamento en los jardines.
Precisa ubicaciones con sombra parcial y protegidas de los vientos. El suelo debe ser rico en materia orgánica y tener muy buen drenaje, de todas maneras hay que mantenerlo húmedo para que la Calatea prospere. No le agradan las bajas temperaturas.
