Su tronco, densamente ramificado, es recto y está recubierto por una corteza rugosa.
Las hojas, de cortos pecíolos y aspecto coriáceo, se disponen de manera alterna en las ramas; son de color verde claro, miden entre dos y siete centímetros, su forma fluctúa entre oval y lanceolada y el borde posee minúsculos dientes; en la base se localizan dos estípulas; tres nervaduras principales, muy marcadas, las cruzan longitudinalmente.
Florece entre primavera y verano; da pequeñas flores pentámeras verdosas (nunca superan el medio centímetro de diámetro) que nacen agrupadas en inflorescencias axilares de tipo cima, sostenidas por un corto pedúnculo, con entre tres y cinco ejemplares cada una.
El fruto, llamado azufaifa, es una drupa comestible similar a las aceitunas, que mide de dos a tres centímetros de longitud, tiene forma entre elipsoidal y globosa y una sola semilla en su interior; nacen de color verde y se oscurecen al madurar, cambiando su piel a marrón rojizo; la pulpa fresca es amarillo-verdosa y su consistencia es similar a la de las manzanas, el sabor es dulce.
Mediante injertos se han obtenido variedades con frutos que alcanzan más de cinco centímetros de diámetro. De gran valor nutritivo aportan a nuestra dieta vitamina C, vitamina A, hierro, fósforo, potasio, azúcares y mucílagos. Se los consume tanto frescos como hasta el punto de pasa, al igual que las uvas.
Dentro del marco de la medicina no tradicional se le atribuyen propiedades emolientes y expectorantes, es indicado en casos de faringitis y laringitis; la infusión de las raíces se emplea contra la fiebre. Otras variedades importantes son el Ziziphus lotus y el Ziziphus Mauritania, ambos del norte de África. Su fina madera fina se usa para confeccionar instrumentos musicales.
