El Gladiolo

Recibe el nombre vulgar de Gladiolo o Espadilla y el nombre científico de Gladiolus spp, una planta herbácea de cultivo sencillo, con variedades de distinto tamaño. Se desarrolla mediante tallos subterráneos, o cormos. Forma parte de la familia Iridaceae. Es originario de Europa (en Grecia y Roma ya se lo cultivaba) y África (donde aún en la actualidad crecen espontáneamente). 

Tiene hojas lanceoladas, paralelinervadas y terminadas en punta, que recubren los tallos aéreos por la parte inferior. En la parte superior están las flores, sin pedicelo, reunidas en una inflorescencia de tipo espiga larga que reúne de 12 a 20 flores bisexuales que presentan muy variada coloración. Los frutos son cápsulas que contienen semillas aladas. 

Se adapta a muchos suelos siempre que cuenten con un buen drenaje y abundante humus. Los cormos se plantan a unos 7 centímetros de profundidad y con 30 centímetros de separación entre ellos, en la Primavera; en verano ya estarán floreciendo; es común pulverizarlos con fungicida antes de colocarlos en la tierra. 

Como abono es bueno el estiércol, pero para preparar el suelo con anterioridad, no aplicado directamente. Si los cultivamos en maceta pondremos compost y una cama de arena debajo de los bulbos. Es una planta heliófila, lo cual significa que requiere de la mayor cantidad posible de sol a lo largo del día. Las variedades de gran tamaño necesitan tutores. 

El suelo debe estar húmedo pero sin anegamientos. No debe faltarle riego durante en época de floración porque es esencial para que la misma sea abundante. Al llegar el Otoño las hojas amarillean y mueren, entonces hay que sacar los bulbos de la tierra y dejarlos secar en lugar cálido y ventilado. 

Antes de almacenarlos hasta la siguiente temporada conviene rociarlos con insecticida y revisarlos bien para que no ocurra que alguno esté enfermo y contagie a los demás. Entre las muchas plagas que los afectan están los trips y los pulgones (ambos insectos chupadores), los hongos y cerca de quince virus; se los debe revisar a menudo para prevenir males mayores.

La Caña Tacuara

Conocemos por los nombres populares de Caña Tacuara, o Cañaza, y por el nombre científico de Guadua spp, a una planta rizomatosa originaria de América del Sur que forma parte de la familia Poaceae y está emparentada con el Bambú, empleándosela al igual que aquel para construir viviendas, embarcaciones, cañerías, muebles e instrumentos musicales desde la más remota antigüedad. 

Su cultivo y aprovechamiento están considerados prácticas silviculturales o, también, de manejo de bosques, dado que eso forman cuando crecen. La Tacuara se desarrolla rápidamente, alcanza la madurez alrededor de los cinco años y a los diez comienza su deterioro, por lo cual la intervención humana debe ser gradual y progresiva para lograr mantenimiento y producción, o sea un manejo sostenible del recurso. 

Si no se la controla puede tornarse muy densa, dificultando las actividades y si, por el contrario, se efectúan demasiadas intervenciones las cañas ralearán hasta desaparecer por completo. Distinguimos en su crecimiento, o ciclo vegetativo, varias fases, la primera es la de “Renuevo” cuando está recubierta totalmente por hojas caulinares triangulares y muestra en cada nudo dos bandas blanquecinas formadas por una fina pubescencia. 

La segunda fase es la “Juvenil”, cuando caen las hojas caulinares de la parte superior y se conservan sólo las de la base, aquí ya vemos aparecer ramas apicales con follaje, el cual aumenta con el paso del tiempo; se mantienen aún las bandas pubescentes. Recién puede ser cortada al llegar a la fase “Madura”, en la que el tallo ya está libre de hojas caulinares y pasa de verde a blanquecino por la presencia de líquenes y musgos en su superficie, esto ocurre entre los cinco y seis años de edad. 

En la última fase, denominada “Seca”, no quedan tampoco hojas apicales y la coloración del tallo luce amarillenta u ocre, perdiendo además resistencia; es preferible no dejarla llegar a este estadio. Los cortes se efectúan a la altura del primero o del segundo nudo y siempre al ras, evitando así que queden oquedades en las que se deposite agua y ésta haga que el rizoma se pudra. 

La copa y sus hojas pueden ser picadas y esparcidas sobre el terreno ya que sirven como abono orgánico. Las cañas deben quedar de pie, alrededor de un mes, dentro del mismo terreno de cultivo, luego se las traslada a algún lugar con sombra donde se completará su secado.