Las flores están dispuestas en una inflorescencia terminal tipo panoja, tienen un cáliz gamosépalo formado por cinco sépalos dentados soldados; la corola gamopétala es de color blanco, amarillenta o rojiza, y la conforman cinco pétalos soldados en forma de tubo, cinco estambres y un ovario bilocular. El fruto capsular contiene numerosas semillas pequeñas de color marrón; las cuales se siembran en almácigo al voleo y sin cubrir pues son minúsculas.
Hasta que germinan necesitan dos riegos moderados al día, a la mañana temprano y al atardecer, luego pueden ir espaciándose. Mientras se desarrollan son muy sensibles a la exposición solar por lo que conviene cubrirlas, paulatinamente se van adaptando y, a medida que pasa el tiempo, sólo hay que protegerlas en las horas de sol muy fuerte.
Cuando llegan al tamaño conveniente se las trasplanta a terrenos reparados de los vientos y de las variaciones fuertes de temperatura, de preferencia cercanos a una fuente de riego. Prefiere los humíferos-areno-arcillosos, muy trabajados con pala de punta hasta una profundidad de treinta centímetros y con agregado de estiércol. Se acostumbra cubrir la tierra así trabajada con ramas secas y para proceder a su desinfección de larvas, huevos, hongos, bacterias y semillas de maleza, prenderles fuego; dejándose luego las cenizas como abono potásico vigorizante que es beneficioso.
Hay que regar superficialmente antes del trasplante y aún mejor es efectuarlo tras un día de lluvia o nublado.
Se desentierran las plántulas con una cuchara especial para trasplante, dejándoles bastante tierra alrededor de las raíces y se manipulan con cuidado los tallos pues si se los comprime quedan marchitos y crecerán raquíticos y enfermizos. Llevar a cabo agujeros de unos 4 a 5 cm. de diámetro con una profundidad de entre 10 y 12 cm. Regar sin producir anegamiento.
A los dos meses estarán bien desarrolladas. En esta época aparece la primera floración, y se procede entonces a despuntar las plantas quitándoles las hojas que no se vean fuertes; la costumbre es dejar entre 8 y 18 hojas, según la variedad; luego de quitado el botón floral toda la energía de la planta se concentrará en ellas. Las que se destinen para la producción de semillas serán las que se vean más lozanas y robustas y a ésas no se las despuntará.
Pasados tres meses las hojas están listas para ser cosechadas; no deben sacarse estando aún verdes ni dejar tampoco que pasen su punto de maduración, pues eso redunda en una baja de calidad del tabaco. Hay tres métodos de recolección: 1) Sólo las hojas, 2) Partes del tallo junto con dos o tres hojas y 3) Plantas completas. Tras la cosecha se transportan a los secaderos (lugares amplios y bien aireados), donde se van secando por circulación de aire, ubicadas a la sombra y al reparo de las inclemencias del clima. Se volverán amarillas primero y luego marrones, este proceso demanda entre uno y dos meses.